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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera vez que una película americana tiene como base el tema económico y más en estos tiempos tras la crisis, pero en este caso se ha querido mezclar con la cuestión de los medios de comunicación como es la televisión y también con el género policiaco para darle más fuerza a la historia, aunque no por ello deja de ser algo convencional y farragosa al emplear unos términos técnicos de economía que no todo el mundo conoce.
Estamos ante un thriller cargado de tensión que tiene como protagonista a Lee Gates, una gran figura televisiva, cuyo popular programa de economía lo ha convertido en el genio del dinero de Wall Street.
Pero, tras recomendar un valor tecnológico que se desplomó de pronto, Kyle Budwell, un joven inversor airado, toma como rehenes en directo a Gates, a su equipo y a su productora estrella, Patty Fenn, debido a que ha perdido todo su dinero por hacerle caso a las recomendaciones que hizo en el programa.
Con un desarrollo de la acción a tiempo real, y emitido en directo para millones de telespectadores, Gates y Fenn, tendrán que trabajar rápidos, contra el reloj, para desentrañar el misterio que se oculta tras una conspiración en el corazón de los mercados globales modernos y encontrar una forma para seguir con vida, a la vez que descubrir la verdad que se esconde tras una densa red de grandes mentiras.
Es una película sobre una de las muchas víctimas de la crisis económica representadas en Kyle que pretende vengarse porque ha sido vilmente engañado debido a un programa corrupto de inversiones en el que se manipulan las circunstancias para que bajen las acciones de una determinada compañía, comprar barato y después vender caro, ganando así una gran cantidad de millones y arruinando a los pequeños inversores, como es el caso.
Un reto cinematográfico ya que la acción transcurre en tiempo real, que desde el comienzo se sitúa en un único escenario, que es el plató de televisión, mientras que en el último tercio se desarrolla en otros lugares.
Es un film que resulta cuando menos entretenido, con buenas intenciones pero demasiado idealista que tiene un problema o dos y es que además de tener un motivo tan árido como es la economía a partir de un determinado momento resulta previsible y en otros no es muy creíble que se puedan obtener tantos datos con esa excesiva celeridad y localización del culpable, Walt Camby, consejero delegado de la empresa en cuestión.
De camino se critica la fuerza que tiene la televisión y con la aparición del chico los informadores vuelven a hacer el auténtico periodismo de investigación que tan de moda está en los últimos tiempos y gracias al cual están saliendo a la luz pública tantos casos de corrupción.
Es la cuarta cinta como directora de la oscarizada actriz Jodie Foster que debutó con el largometraje 'El pequeño Tate' (1991), al que siguieron 'A casa por vacaciones' (1995), 'El castor' (2011) y ahora 'Money Monster' (2016), bien narrado, con una dirección funcional.
Para ello cuenta con dos de los actores más populares del momento, George Clooney y Julia Roberts, a los que hay que añadir al joven inglés Jack O'Connell que forman el trío protagonista de esta historia, que se deja ver con cierto interés si se admiten los convencionalismos que se dan en su argumento.
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