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CRITICA
Por: PACO CASADO
Mientras los calurosos vientos cruzan las noche de La Habana, el mítico inspector de policía Mario Conde investiga la violación y asesinato de Lissete Núñez, una profesora que daba clases en el mismo instituto en el que él cursó sus estudios de preuniversitario.
Una noche conoce a Karina, una enigmática mujer, que se cruza en su camino y le complica la vida al enamorarse de ella con la que inicia una relación, en una pasión que viven ambos en un caluroso y húmedo clima, mientras construye un retrato del asesino para dar con su paradero.
El emblemático personaje de las novelas del popular escritor cubano Leonardo Padura, que por tercera vez son adaptadas al cine, ya que con anterioridad lo fueron 'Malavana' (2002) y 'Regreso a Ítaca' (2014), pero es la primera ocasión que tiene como protagonista al conocido sabueso y escritor aficionado.
El icónico detective es el protagonista de la tetralogía de Leonardo Padura, que aparece en esta primera novela que se lleva al cine de este personaje cuyo título era Viento de Cuaresma, autor que fue premio Princesa de Asturias de las letras de 2015, que firma el guion junto a su esposa Lucía López Coll que le ayudó con este nuevo lenguaje para él tan distinto al literario, y del director navarro Félix Viscarret, en el que se van quitando capas como las de una cebolla para llegar al corazón de la intriga planteada.
De fondo nos presenta lo que ha cambiado su instituto y cómo lo hace la sensual y decadente ciudad de La Habana.
Padura está considerado toda una institución en su país y un cronista de la sociedad cubana contemporánea a la que refleja en sus libros y en las novelas de Conde a través de las verdades que éste busca y descubre otras que encuentra a su paso en una Habana decadente pero con encanto.
Félix Viscarret, que ya nos ofreció 'Bajo las estrellas' (2007) y 'El canto del loco, La película' (2008), hace con 'Vientos de la Habana' su tercer largometraje en el que cambia de género al policiaco con esta película en la que adapta por derecho esta historia que se desarrolla a mitad de la década de los años noventa, con un aire de cine policiaco que recrea con oficio, a lo que contribuye la banda sonora en la que se incluyen algunos temas de jazz, con ciertos tic del género y de manera algo superficial.
Está protagonizada por el actor cubano Jorge Perugorría que encarna con eficacia a este inspector, un taciturno policía enfrentado a la burocracia del muy particular régimen caribeño, algo cansado y desencantado de su oficio y deseoso de jubilarse, que encuentra un refugio en el alcohol en compañía de sus amigos, así como una ilusión y ganas de vivir en el encuentro con la joven Karina que le da impulso y ánimos para seguir, a la que incorpora Juana Acosta.
Como curiosidad Perugorría vuelve a encontrarse en este film con el actor Vladimir Cruz, con el que ya actuó en una de las más famosas cintas cubanas como fue 'Fresa y Chocolate' (1993) de Tomás Gutiérrez Alea, en este caso como dos policías enfrentados por algún asunto del pasado, en compañía de un buen reparto de secundarios para lo que el cine cubano tiene actores muy válidos como Luis Alberto García, Enrique Molina, Yoima Valdés o Laura Ramos.
La película tiene una entonada y cálida fotografía de Pedro J. Márquez, de empastado colorido, que obtiene bellas imágenes que dan muy bien el ambiente sucio y pobre de las calles habaneras.
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