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CRITICA
Por: PACO CASADO
Este es el festival de las reentré ya que varios de los directores que estuvieron presentes en el certamen sevillano de cine europeo, algunos consiguieron premio, otros que le dedicaron una retrospectiva, han vuelto con alguna de sus nuevas obras, no sin antes pasar por la competición del de la Costa Azul de la que hay casi o tal vez más de la mitad de los títulos que ya lo hicieron allí.
Uno de los que han vuelto es el siempre provocativo Alain Guiraudie que ya nos ofreció la increíblemente premiada película 'El desconocido del lago' (2013), un producto pornográfico y escabroso, que pretendía explorar la complejidad del ser humano que, al parecer, le complació a algunos jurados no sólo del Festival sevillano sino también de otros muchos.
En esta ocasión nos cuenta la historia de Léo, un cineasta que está buscando inspiración para escribir un guion que tiene prometido y del que ya ha recibido un anticipo.
Las musas no le ayudan, las ideas no le llegan y no hace más que darle largas al productor y seguir pidiéndole dinero a cuenta.
Entre tanto conoce a Marie, una pastora que cuida sus ovejas, que vive con su bruto e inexpresivo padre y sus hijos, un día que vaga por el campo obsesionado con los lobos, con la que se va a vivir y con la que, con el tiempo, tiene un hijo que termina quedándoselo ya que la madre, víctima de una depresión, huye con los otros dos.
El bebé, al que vemos nacer saliendo literalmente del cuerpo de su madre, es un nuevo problema para Léo, dada su inexperiencia en este sentido.
En el guion hay personajes que no acaban de estar bien definidos ni explicados como es el caso del joven Yoan, el viejo con el que vive, el de esa especie de mujer médico surrealista que habita poco menos que en la selva que no tienen mucho sentido o el abuelo del bebé, de los que no tenemos claras sus intenciones en ningún momento.
Lo que en aquel film era un thriller sexual aquí se convierte en un melodrama familiar con las aventuras de Léo y su hijo, que se queda a medio camino.
Una vez más tira de actores no profesionales o al menos con escasa experiencia, total para practicar sexo cualquiera vale.
Se trata de una cinta desconcertante, la quinta de su director, por las situaciones en que se ve metido el protagonista que al menos no es tan grosera como era el título antes citado, aunque no se priva de mostrar varias escenas de sexo explícito, una eutanasia con sodomía, con toda libertad como si fuera lo más natural, explorando al mismo tiempo la homosexualidad que para este director no sabemos si es que lo lleva en sus genes.
La verdad es que no acabamos de saber qué es lo que nos ha pretendido decir en esta ocasión el premiado director francés.
Pasó por el Festival de cine de Cannes.
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