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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras inaugurar el pasado Festival de cine de San Sebastián, donde injustamente no fue bien tratada por la crítica presente en el certamen vasco, llega a las carteleras españolas esta interesante producción francesa.
Si bien es la prensa la que en muchas ocasiones descubre tramas de corrupción o escándalos producido por las empresas al no actuar con arreglo a la ley, es también el cine el que, a veces, pone en tela de juicio o destaca estas historias para mejor conocimiento de los espectadores o ayuda a difundir esos casos ya aparecidos en la prensa para que tengan mayor difusión.
Así ocurrió con el llamado caso Mediator que cuenta esta cinta.
En el hospital de Brest (Francia), la neumóloga Irène Frachon, residente en esa ciudad costera, fue la primera que relacionó el medicamento con graves cardiopatías y a pesar de las denuncias ante los organismos públicos, nadie le hizo caso siendo desacreditada por la industria farmacéutica.
Ella descubrió la influencia directa en un número de sospechosas muertes de un medicamento aprobado por el estado del que se vendieron casi 250 millones de cajas entre 1976 y 2009, que consumieron cinco millones de enfermos, que estaba indicado para reducir el apetito en diabéticos obesos, que fue recetado de forma masiva para gente con sobrepeso, ocultándose los efectos secundarios en el prospecto y comienza una feroz lucha que duró desde 2009 a 2011 para descubrir la verdadera naturaleza del fármaco.
El guion está basado en el libro 'Mediator 150 Mg: Combien de morts', de Irène Frachon, título que fue censurado por las autoridades francesas, aunque después tuvo que ser autorizado tras ganar el juicio, que cuenta la historia de esta mujer que descubrió el escándalo que provocó este medicamento, uno de los más sonados de la historia reciente en Francia, jugándose su prestigio si finalmente la poderosa industria farmacéutica lograba derrotar sus teorías, los análisis y la exhaustiva investigación realizada, apoyada siempre por su marido y sus cuatro hijos.
La película, que recuerda a la norteamericana 'Erin Brockovich' (2000) en cuanto al cine de denuncia, traslada al cine esta interesante historia real que sucedió en 2010 en Francia sobre el citado medicamento que se probó en unos enfermos entre los cuales algunos se agravaron y otros, más de quinientos, murieron directamente.
El film cuenta la historia de esta doctora que luchó de forma humana contra viento y marea de manera solidaria en defensa de los enfermos en esa situación y en contra de Servies, la segunda farmacéutica más poderosas del país galo.
Posiblemente se alarga un poco el metraje que a veces en el afán de documentar mejor el caso se reitera en ocasiones lo que puede pesar en el ánimo del espectador que espera ansioso el resultado final de esta batalla emprendida por la heroica doctora en una especie de lucha de David contra Goliat en la que finalmente se terminó haciendo cumplida justicia.
Merecía contarse la historia de esta mujer que se atrevió a hacer esta denuncia ya que en Francia estos casos quedan silenciados por las noticias diarias y es una forma de dar a conocer al público de manera amena detalles que en su día no salieron a la luz.
Estupenda la elección de la actriz danesa protagonista Sidse Babett Knudsen que está realmente sublime en su interpretación de la doctora, en esa lucha quijotesca que va del entusiasmo al desánimo con mezcla de sentimientos que retrata muy bien a la doctora de Brest.
Emmanuelle Bercot hace con 'La doctora de Brest' (2016) su quinto largometraje, directora de la que ya se conocían en nuestro país dos de sus anteriores títulos 'El viaje de Bettie' (2013) y 'La cabeza alta' (2015), al que le falta un poco de ritmo y dramatismo a la hora de exponer los hechos aunque utiliza un gran realismo las escenas de operaciones en quirófano y en la autopsia que pueden impresionar a un espectador muy sensible.
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