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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más las cinematografías francesa y belga colaboran para llevar a la pantalla grande una obra de Peyo, el creador de "Los Pitufos", como en su día llevaron las de Urdezo con las aventuras de "Asterix".
Esta vez es la aventura de Benito Sansón, un niño de 9 años, huérfano, al que cuida al señora Adolfina, que tiene unos superpoderes que únicamente pierde cuando está resfriado, que fue creado en su día como la réplica infantil a Superman. La historia cuenta cómo Jules Dussiflard, el propietario del único taxi que hay en el pequeño pueblo, ve mermada su clientela habitual al llegar una poderosa compañía de taxis rojos, dirigida por el señor Poilonez que le hace una desleal competencia, pero además guarda la intención de hacerse el amo del pueblo, Vivejoié-la-Grande en que transcurre la acción, lo que tratará de impedir el pequeño Benito.
El guion se basa en el comic de Peyo que fue creado en el año 1960 y que ahora con la moda de llevar los comic de superhéroes al cine se ha sacado esta vieja historia, en este caso en personajes de carne y hueso, cuando en realidad como mejor funcionan estas películas son en dibujos animados como las primitivas de Asterix, aunque estas también se han hecho con actores.
El tebeo fue confeccionado en su día, años 60, dirigido a los públicos infantiles de aquellos momentos porque los niños actuales están más modernizados, juegan con consolas y han visto muchos efectos especiales en el cine, aunque posiblemente rían también con los elementales de este film que hacen distinto al pequeño Benito en su enfrentamiento con los gángsteres de la compañía de taxis rojos, para librar del secuestro a su mejor amigo el señor Jules.
La historia es muy elemental como al público al que va dirigido, lo que extraña es que para ello haya hecho falta contar con cuatro guionistas.
De cara a los espectadores adultos cuenta con dos actores de reputado prestigio como Gérard Jugnot y Jean Reno y en papeles secundarios Thierry Lhermitte e Hippolyte Girardot, que tratan de defender sus cometidos lo mejor que pueden con tan escaso bagaje.
En cuanto a la dirección del francés Manuel Pradal es muy elemental, tanto o más como son los personajes o los efectos especiales, a pesar de ser esta su séptima cinta como realizador.
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