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CRITICA
Por: PACO CASADO
Lo decíamos a propósito de 'Freddy contra Jason' (2003), que la fórmula no era nueva y otra vez se vuelve a repetir, en este caso no con dos monstruos sino con dos especies monstruosas como son los vampiros y los hombres lobos, ambos luchando a muerte por lograr que un médico robe las virtudes de unos para hacer más fuertes e invencibles a los otros, pero no nos pregunten quien a quien porque con tan confuso argumento no hay manera humana de enterarse.
La historia, si es que la hay, está extraída, como no, de un videojuego, según dicen muy famoso, cosa que no nos extraña nada en el cine de hoy.
Está llevada a cabo por un director novato en la realización de largometrajes, que no en el cine, ya que fue el responsable de los efectos especiales de 'Independence Day' (1996) y 'Stargate: Puerta a las estrellas' (1994).
Cualquier excusa es buena para acumular enfrentamientos entre chupasangres y licántropos en repetitivas escenas a lo largo de dos horas, en una pesadilla de imágenes poco clarificadoras que llegan a cansar, entre otras cosas porque toda se desarrolla de noche, como no podía ser de otra manera tratándose de estos pobladores nocturnos, y los escenarios son de lo más lúgubres y agobiantes.
Lo que nos asombra es que estos relatos deben gustarle al personal, ya que en los Estados Unidos ha sido un gran éxito de taquilla.
Lo único que merece la pena es la guapa vampira que encarna Kate Beckinsale, enamorada de un licántropo en un amor imposible, ya que trata de vengarse de los hombres lobos que acabaron con su familia.
Un film carente de rigor y falto de originalidad con una omnipresente y atronadora banda sonora.
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