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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director de origen indio de 'El sexto sentido' (1999) M. Night Shyamalan, vuelve a conectar lo real con lo sobrenatural en su nuevo thriller psicológico que llega con el aval de liderar la cartelera americana y con el que se recupera de los fracasos de títulos como 'Airbender, el último guerrero' (2010) y 'La visita' (2015).
Kevin es un psicópata con múltiples personalidades que sufre un trastorno de identidad disociativo debido a un trauma de la infancia.
En él conviven muchas y variadas identidades diferentes, y para hacer frente a esa patología, recibe la ayuda de la psiquiátrica Fletcher.
En sus últimas películas probó nuevos géneros, pero la verdad es que algunos de ellos fueron realmente nefastos, como los citados anteriormente, aunque rueda bien y de forma clásica.
Aquí vuelve una vez más a la lucha entre el mal y el bien lejos del realismo donde el personaje combate el trauma del pasado del abuso infantil, con el aspecto psicoanalítico que hace que su mundo se desdoble, lo que provoca el suspense, con abundancia de primeros planos a la hora de ponerlo en escena.
Es una enfermedad sobre la que la comunidad científica no acaba de ponerse de acuerdo.
La historia parte de premisas reales. El director regresa al suspense mezclado con lo sobrenatural de sus primeros films con este hombre que sufre de identidad disociativa con 23 personalidades distintas que tiene en su complicada mente y otra más a punto de aparecer que quiere desbancarlas a todas, que le obliga a secuestrar a tres jóvenes, Casey y sus dos amigas, a las que encierra en un sótano para ser sacrificadas a la bestia, el nuevo personaje que la doctora que le asiste aún no conoce.
El actor escocés James McAvoy, que hace un trabajo excelente, encarna este personaje con esas personalidades en su cabeza de las que llegamos a ver nueve, desde una mujer a un niño de nueve años que hace un esfuerzo titánico con tantas de ellas.
En este capítulo le da buena réplica la joven Anya-Taylor Joy, a la que recordarán de 'La bruja' (2015) y en el papel de la doctora la veteranra Betty Buckley junto a la que aparece el director en una breve escena.
M. Night Shyamalan retoma el suspense y los giros imprevisibles de guion, con atmósferas desasosegantes e incómodas aunque no logra la redondez que obtuvo en su tercera cinta 'El sexto sentido', tal vez la mejor suya hasta el día de hoy.
Desde el comienzo la película no engaña a nadie, con esas tres chicas en un coche y en lugar del padre entra el psicópata y las secuestra, encerándolas en un subterráneo cuyo laberinto de pasillos es como una representación de la complicada mente del pasicópata.
Tiene algunos convencionalismos y cabos sueltos que hay que admitir en este género.
Es posiblemente el film más sencillo de este director, bastante claustrofóbico, filmado de manera notable, contado de forma lineal, en el que sorprende en muchos momentos con una estupenda parte final con sorpresa incluida.
Le sobran unos quince minutos ya que con hora y media sería redonda. Tiene cosas que no son creíbles, por ejemplo con la psicóloga, él está perfecto, pero después no actúa de igual manera cuando se queda solo en su casa con las chicas.
Tras el éxito de esta cinta el director y guionista parece que quiere hacer por primera vez una secuela, en concreto de este título.
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