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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director de origen israelí Oren Moverman, todo un especialista en cine social, pone sobre la mesa diferentes cuestiones relacionadas con el comportamiento humano basándose en la relación existente entre dos hermanos, Paul y Stan Lohman, el primero es un ex profesor de historia que está obsesionado con la Guerra de Secesión americana aquejado de problemas mentales, el segundo es un político prominente; hace tiempo que no se ven y aprovechan una cena con Kate y Claire, sus esposas respectivas, para hablar de sus vidas. Las dos parejas se han citado en un moderno y exclusivo restaurante de lujo.
Mientras saborean el aperitivo y charlan con aparente despreocupación sobre diversas cuestiones, son conscientes de que, tarde o temprano, deberán abordar el incierto y acuciante problema que les ha llevado a reunirse: el futuro de Michael y Rick, sus hijos de quince años, que son muy amigos, que según algunos indicios están metidos en un grave suceso violento.
Así, pues, tras los postres, cuando la cena llegue a sus últimos compases, la tensión entre los comensales habrá alcanzado un punto culminante y la cadena de secretos y revelaciones confluirán en un final dramático en el que nadie podrá decir que es inocente.
La película, que combina drama familiar e intriga, es la adaptación de la novela homónima de gran éxito del escritor holandés que vive en España Herman Kock, publicada en 2009, y proclamada libro del año, cuya trama es un oscuro thriller psicológico, basado en un suceso real ocurrido en 2007 sobre el que elucubra y crea una trama ficticia, en la que muestra los secretos de esos cuatro comensales y hasta dónde está dispuesto a llegar los padres por encubrir a sus hijos de un delito que ha conmovido al país, del que aún no ha trascendido quiénes son los culpables, ya que aunque fue grabado por una cámara de seguridad no se identifica a los autores, pero puede costarle la carrera política a Stan si se descubre a través de la subida de un video a las redes sociales.
En el film se plantea la hipocresía y la culpabilidad silenciada, la duda de la sobreprotección paterna y lo delgada que es la línea de la moralidad cuando afecta a la familia. El dilema está en si hacer lo que les dicta el corazón o lo que es políticamente correcto.
De esta misma novela existen dos versiones fílmicas anteriores, una holandesa 'Het Diner' (2013), de Menno Meyjes, y otra italiana 'I nostri ragazzi' (2014), de Ivano de Mateo, que fueron bien valoradas, pero no ocurre igual con esta tercera que tras ser presentada en el Festival de cine de Berlín no fue bien acogida por la crítica presente en el certamen alemán.
El autor de la novela estaba conforme con las dos primeras, pero no así con esta tercera ya que al parecer cambia el cinismo del texto literario por una fábula moral.
El guion divide la narración en varios capítulos aprovechando los diferentes platos que componen la comida comenzando por los aperitivos y terminando por el postre y las copas y entre tanto se insertan diversos flash backs que nos informan de lo que ocurrió en esos hechos delictivos y de algunas escenas del pasado de ambos hermanos con respecto a su familia.
La cuestión está en que esa mezcla de pasado y presente, más las interrupciones de la cena que le hacen a Stan Lohman, que está a punto de ser nombrado gobernador a la espera de saber si ha conseguido los votos suficientes para lograrlo, está mal estructurada, de manera confusa y teatral lo que unido a los abundantes diálogos y discusiones hace que el interés de la trama sea bastante restringido para el espectador
Esto se ve aumentado por el excesivo metraje para contar el sencillo hecho que constituye la excusa argumental resultando poco aclaratoria y con un abrupto desenlace que es decepcionante.
Correcta la interpretación de los cuatro protagonistas principales.
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