|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Los amores otoñales y las nuevas oportunidades en las personas mayores constituyen casi un subgénero dentro de la comedia, tema que cada vez se prodiga más en las producciones actuales.
Se dice que para el amor no existe edad y que es como un espíritu joven encerrado en un cuerpo que se hace viejo, pero el ánimo en ese aspecto no se pierde y conserva la llama viva, tal vez por la necesidad de compañía más que por otra cosa a esa edad.
Por lo visto el corazón es uno de los pocos músculos del cuerpo que no envejece, ni se cansa, hasta que de repente deja de funcionar.
Cuando Lady Sandra Abbot descubre que su rico marido Lord Mike, con una alta posición social, con el que lleva casada cuatro décadas, la engaña con su mejor amiga, con la que tiene una aventura desde hace cinco años, decide mudarse lejos de su casa buscando refugio en Bif, su bohemia y descastada hermana mayor, que vive en una pobre vivienda social, que le ayudará a rehacer su vida, ya que ella es feliz a su manera, por aquello de que no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita.
Ambas están ya en edad de jubilarse y las dos son muy distintas y con un carácter diametralmente opuesto.
Sandra es como un pez fuera del agua en comparación con su descarada y libertina hermana que acude a una cita tras otra sin tener el más mínimo complejo, ni prejuicio, que tiene un secreto y desea disfrutar de la vida.
Sandra poco a poco se irá adaptando a la nueva forma de vivir ya que necesita probar algo diferente y, de mala gana, deja que Bif la lleve a sus clases de baile donde, poco a poco, empieza a coger el ritmo y tal vez tenga la oportunidad de encontrar otra vez el amor.
En ocasiones el amor nos hace cerrar los ojos y con tal de obtener la felicidad y no nos importa ni la posición social, ni el dinero, con tal de enamorarnos de nuevo y volver a disfrutar, a ser feliz y en definitiva a gozar de la vida y así le ocurre a Sandra, que se siente dichosa con Charlie, aunque éste también tenga su problema, que lleva con resignación, lo que da un punto dramático a esta entretenida comedia que le saca mucha punta a esta, en definitiva, previsible historia.
El inglés Richard Loncraine, veterano director de 'Wimblendon' (2004) o 'Firewall' (2006), dirige esta amable película en la que da cuenta de sus visiones del amor en el otoño de la vida, reflexionando en tono alegre y optimista con un sello británico indiscutible, en la que habla sobre la infidelidad, los lazos fraternales o de volver a enamorarse, con la sana y única intención de entretener y hacer reír con energía y buenas vibraciones.
El guion se basa en una emocional historia real sobre la que los guionistas crearon esta otra ficticia que en cierto modo nos recuerda a la española 'La tribu' (2018), por lo de las clases de baile.
En la cabecera de cartel dos de las mejores actrices actualmente del Reino Unido, Imelda Staunton y Celia Imrie, con el complemento ideal de Timothy Spall, que tampoco es mal actor, y uno de los preferidos del director que le dio su primera oportunidad.
Premio del público en el Festival de Palm Springs.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE