|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Han sido muchas las producciones que han tratado sobre la Segunda Guerra Mundial no sólo en el aspecto bélico sino también lo son las que dentro de ellas han puesto de manifiesto el horror y el desafuero cometido en los campos de concentración y exterminio nazi.
Se podrían citar ejemplos ilustres, pero los dejamos a la imaginación y el conocimiento de los espectadores y los lectores, ya que seguro que están en la mente de todos.
'El fotógrafo de Mauthausen' (2018) nos ofrece un drama real en el que Francesc Boix, un preso comunista catalán, que gracias a su afición por la fotografía y conocimientos de la misma para revelar, lo mandaron a trabajar en el laboratorio fotográfico del campo de concentración y exterminio de Mauthausen, donde acabó un grupo de más de siete mil españoles, entre ellos este comunista republicano, que había huido de la Guerra civil española, escapando a Francia, donde tuvo peor suerte al ser capturado por las tropas alemanas.
Boix arriesgó su vida al idear un peligroso plan para la evasión de miles de negativos, que los germanos pretendían destruir cuando estaban a punto de perder la guerra, con la ayuda de un grupo de prisiones españoles que formaban una organización clandestina, que intentaron plantarle cara al nazismo.
Pretendían demostrar al mundo la siniestra actividad de la maquinaria de exterminio nazi, las atrocidades cometidas por los militares alemanes de las SS en el infierno del campo austriaco, que si no fuera por el documento palpable de las fotografías nadie creería lo que allí realmente sucedió.
El personaje del pequeño prisionero Anselmo, con el que Boix tiene ciertas deferencias con respecto al futuro de su padre, nos recuerda en esos momento a 'La vida es bella' (1997), de Roberto Benigni.
Boix se convirtió en víctima pero también en un héroe y un testigo privilegiado del holocausto y de ese horror que, por mucho que se haya visto en películas anteriores, siempre sorprende por la brutalidad de los hechos que se muestran de esa lamentable realidad llevada a cabo por el Tercer Reich en este y en otros campos de prisioneros similares.
El film, que es realmente impactante, nos muestra la humanidad de sus protagonistas, divididos moralmente entre el heroísmo y la supervivencia, y nos invita a reflexionar sobre el poder y el valor que se puede obtener del uso de las imágenes.
E l guion está basado en hechos reales, escrito por Alfred Pérez-Fargas y Roger Danés, que cuenta la fascinante historia de este fotógrafo preso en Mauthausen que consiguió sacar esos negativos que muestran desde dentro toda la crueldad de un sistema perverso.
Las fotografías que gracias a la valentía de Boix y sus compañeros lograron salvar, fueron determinantes para demostrar el horror de lo que allí sucedió y para condenar a altos cargos de genocidas nazis en los célebres juicios de Núremberg que se celebraron en 1946, en cuyos procesos él fue el único español que asistió como testigo.
En los créditos finales se pueden ver imágenes reales de los protagonistas.
Cinta importante por el tema que toca, llevada a cabo con una gran precariedad de medios, pese a lo cual consigue una estupenda ambientación, gracias también a una fotografía que debido a la abundancia de los colores grises de los uniformes de los presos hay momentos en que parece estar realizada en blanco y negro.
Mario Casas hace un gran esfuerzo dejando de ser el galán habitual para interpretar al duro personaje, que esta vez le ha tocado en suerte, que está bien acompañado por el resto de actores españoles y alemanes que componen su reparto en el que aparecen únicamente tres mujeres, una de ellas Macarena Gómez y todas en un breve papel.
Es una lástima que el guion sea tan plano, y falto de haberle dotado de más fuerza desde la dirección, pese a los duras y crudas escenas que muestra, pero sin grandes momentos en los que suba la tensión y el interés, no obstante resulta una crónica bastante aseada y aproximada de lo que allí pudo ocurrir.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE