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CRITICA
Por: PACO CASADO
Debido al éxito de la anterior entrega de esta serie 'Astérix: La residencia de los dioses' (2014), de Louis Clichy y Alexander Astier, que recaudó más de cuarenta y cuatro millones de dólares en su exhibición mundial, siendo la película de animación más taquillera del año en Francia, era de esperar que hubiera una nueva entrega y el animador Louis Clichy y el humorista Alexandre Astier como guionista, se pusieron de nuevo manos a la obra para dirigir y escribir en tándem 'Astérix: El secreto de la poción mágica' (2018).
No ha importado la muerte del guionista René Goscinny ya que Alexandre Astier se ha encargado de idear una nueva historia original basándose en los personajes dibujados por Albert Uderzo en la que nos cuenta en animación las aventuras y desgracias de estos célebres personajes.
En esta ocasión el viejo druida Panorámix sufre una caída desde lo alto de un árbol recolectando muérdago y se produce una torcedura de tobillo, lo que le hace reflexionar sobre quién podría preparar la extraordinaria y vital poción mágica en caso de su ausencia, para asegurar el futuro de la aldea, un secreto que tanto persiguen los romanos.
Por ese motivo, en compañía de Astérix y Obélix, comienzan un viaje de búsqueda por toda la Galia en una especie de road movie para hacer un casting y encontrar al sucesor de tan mágico cocinero.
En esta nueva entrega la lucha de los galos no es únicamente contra los romanos, aunque sí hay una parte al final contra ellos, sino que aparece la figura de Maléfix, un druida malvado que pretende arrebatarle la fórmula de la poción mágica a Panoramix por lo que se convierte en el principal enemigo a combatir al aliarse además con ellos.
Estamos en la Galia en el año 50 antes de Jesucristo y toda está ocupada por los romanos menos una pequeña aldea que resiste todavía al invasor como viene ocurriendo desde hace muchas de las aventuras anteriores.
Estos personajes vieron la luz el 29 de octubre de 1959 en la revista Pilote y han hecho las delicias de pequeños y mayores desde hace casi sesenta años y en su habitual lucha contra los romanos, éstos siempre salen perdiendo y bastante escaldados.
No se pueden olvidar los buenos ratos que nos han hecho pasar con sus aventuras en las que había un paralelismo con el estado de Francia después de la Segunda Guerra Mundial, con la heroica resistencia contra el nazismo, y la nueva época de los años 60 representados por galos y romanos.
En los comics había referencias a la política de esos años y a sus dirigentes, pero en los films no aparece ese aspecto.
La primera vez que se hizo una cinta sobre ellos fue de dibujos animados, 'Asterix el gladiador' (1967), de Ray Goossens, que por cierto, se rodó sin el permiso de sus creadores, a pesar de que era el gran sueño que tenían tanto Renée Goscinny como Albert Uderzo de llevar al cine sus historietas.
Ello le dio la idea de crear un estudio, que lo llamaron Idefix, como el perro de Obélix, y así hicieron 'Las doce pruebas de Asterix' (1976), dirigida por ellos en compañía de Henri Gruel y Pierre Watrin.
Seguir con la lista de todas ellas sería prolijo y no es este el lugar para ello, no obstante diremos que en 1999 se estrenó Asterix y Obélix contra César, dirigida por Claude Zidi, que fue la primera que se hizo con personajes reales, con importantes actores del cine francés como Christian Clavier y Gérard Depardieu incorporando respectivamente a Astérix y a Obélix, como no podía ser de otra manera, dado el físico de cada uno.
Ahora de nuevo se vuelve a la animación con la diferencia de que en esta ocasión no son los dibujos animados tradicionales sino los realizados por ordenador.
Una vez más resultan divertidas las aventuras con las exageraciones propias de los tebeos en cuestión de golpes, caídas y puñetazos en lucha contra los enemigos y en defensa de su aldea, que al estar las figuras en movimiento resultan más reales, adquiriendo una velocidad endiablada, ayudada además por un dinámico montaje de las imágenes.
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