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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es la historia del joven Franz Huchel, un chico de 17 años que debe dejar su casa rural junto a un lago, en la que vive con su madre, cuando el amante de ésta muere accidentalmente, para irse a trabajar como aprendiz en un estanco a Viena con Otto, un conocido de su madre con el que tuvo una aventura antes de que él naciera, que lo acoge y le da empleo, domicilio y comida.
Durante su estancia en la ciudad se enamora de Anezka una vivaracha chica, y en el estanco conoce al profesor Sigmund Freud, el famoso psicólogo, con quien entabla una curiosa y entrañable amistad.
Esta historia sucede en 1937, justo previa a la Segunda Guerra Mundial, y poco antes de la invasión de Austria por los nazis.
Pero es la época en la que han llegado los nazis y va a cambiar su vida y la de todos los habitantes de la ciudad de Viena que le rodean, entre ellos el dueño del estanco que sufre las consecuencia por verdeler a los judíos.
Cuando Franz se enamora de esa joven a la que acaba de conocer y no sabe cómo conquistarla, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, se convierte en su consejero y su mentor y le anima a lo que tiene que hacer.
Una noche descubre en uno de las salas de espectáculos que en su escenario se hacen numeros de cabaret humorísticos y sexy, que allí trabaja su chica.
En ese lugar hay un evidente contraste entre los números cómicos que se hacían antes de que llegaran los nazis y después e incluso algunos de ellos traen consecuencias cuando se parodia al Führer.
El personaje del chico esta muy bien interpretado por el joven actor vienés Simon Morzé, es un chaval ingenuo e inocente, mientras que Anezka, la chica a la que quiere en muy vitalista y segura y ya desde el principio ese amor le va a causar mucho dolor.
Una iniciática historia sobre el primer amor, la madurez de este chico inexperto en casi todas las facetas de la vida que tiene que aprender rápido en las circunstancias difíciles que le toca vivir.
Es la antepenúltima película de Bruno Ganz, que falleció repentinamente el pasado mes de febrero, en la que interpreta al personaje histórico de Sigmund Freud sin más prótesis que la barba y las gafas, pero con el aplomo y la serenidad que dan los años de experiencia en la interpretación de tantos films.
Es interesante y una manera diferente de tratar el tema de los nazis mil veces visto en la pantalla.
Es una cinta más que correcta aunque realmente merecía mucho más esta bonita historia de amistad, que es como un viaje iniciático de este chico que sufre la experiencia de irse de un pequeño pueblo a una gran capital como Viena donde al principio se siente como perdido en un mudo que desconoce casi por completo, pero que resulta en principio muy divertido.
En el guion, que se basa en la novela homónima de Robert Sheethaler, publicada en 2018, se juega con los sueños del protagonista que Freud le aconseja que los apunte en un cuaderno, que están muy bien hilvanados con el resto de la historia, sueños que son importantes dentro de las teorías de Freud, aunque se echa en falta quizás la interpretación de los mismos por parte de Freud, lo que hubiera completado un poco más la narración.
Apunta la presión que ejerce el nazismo sobre la vida de la gente que cada vez se hace más presente, pero a pesar de ello Freud no quiere irse de Viena a Londres como desea la familia y también le aconseja Franz, hasta que finalmente accedió a marcharse y fue allí donde falleció.
La direccion corre a cargo de Nikolaus Leytner, que hace su séptimo largometraje, ninguno visto aquí, aunque tiene una gran experiencia en realizar más de una veintena Tv movies para la televisión austriaca que conduce con firme pulso narrativo esta historia...
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