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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director británico John Schlesinger llegó al cine americano gracias a los llamativos films, escadalosos para algunos, que había hecho en su país. Una vez en él no tuvo tanta suerte ya que se le encomendaron cintas de corte espectacular que no es lo que mejor le va a su estilo de realización.
En esta ocasión, con un inteligente guión de Thomas Ropelewski, se lleva a cabo una película sobre el problemas de la paternidad entregada a un homosexual.
Abby y Robert son buenos amigos y podrían ser una pareja perfecta pero él es homosexual. Ella acaba de ser abandonada por su novio y él también. En una noche de farra ella se queda embarazada y decide tener el hijo y él acepta ser su padre y vivir juntos.
En el puritano país norteamericano la homosexualidad no se lleva nada bien y se le suele poner muchos reparos a que un homosexual tenga la custodia de un hijo.
En este caso el niño lo considera su padre. Sin embargo un juez le obliga a vivir con su madre y con un padre que no es el suyo. Y aquí surge la diatriva que se plantea al final, convirtiéndose en un film más serio de lo que en un principio se podía pensar.
Un estupendo trabajo tanto de Madonna como de Rupert Everett, que acopla su personalidad real perfectamente con la ficción. Una atractiva banda sonora de Gabriel Yared y buena dirección de John Schlesinger.
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