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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película tuvo el honor de inaugurar la pasada Mostra de cine de Venecia y también pasó por el Festival de Toronto y la sección Zameldia del Festival de cine de San Sebastián.
Fabienne Dangeville es una veterana estrella del cine francés que está rodando en estos momentos una película de ciencia ficción en el papel de una madre que nunca envejece con respecto a su hija.
Es querida por el público y vive rodeada de hombres que la aman y la admiran: su nuevo compañero, su exmarido, su exagente.
Un día decide publicar sus memorias y su hija Lumir, que es guionista de televisión, regresa a París, desde Nueva York, donde vive con Hank, su pareja, y Charlotte, su hija pequeña de pocos años, para asistir a la presentación del libro, alojándose todos en la mansión de su madre.
Con ese motivo, la reunión entre madre e hija se convierte rápidamente en un constante enfrentamiento en el que se dicen verdades, se ajustan cuentas, se habla del amor y de los resentimientos, ya que entre otras cosas Fabienne ha escrito el libro a su capricho, alterando la realidad, en la que no siempre dice la verdad con respecto a la vida en común entre ambas, algo que le echa en cara Lumir, conforme va leyendo lo que hay impreso en las páginas de la acomodada biografía en la que cuenta lo que se le ha venido en gana sea real o no.
Así pues, el reencuentro entre madre e hija será todo lo desastroso que cabría esperar con reproches, mentiras y traumas que siguen aun latentes del pasado a pesar del transcurrir de los años.
El guion es agudo y está repleto de subtextos, resultando de la adaptación de una obra de teatro que el propio Kore-eda escribió en 2003, que se desarrollaba en un camerino, nunca estrenada, sobre la relación entre una madre y una hija, dos personajes que habitan un microcosmos con sus mentiras, sus orgullos, sus pesares, sus alegrías y sus reconciliaciones, y marcadas por las huellas que todos estos sentimientos han ido quedado alojados en lo más profundo del alma de las dos mujeres.
Hirokazu Kore-eda es uno de los directores japoneses más aclamados mundialmente por la crítica y el público, con una extensa filmografía y que ha sido objeto de numerosos galardones, entre los que destacan la Palma de oro en el Festival de cine de Cannes por Un asunto de familia (2018) y el reconocimiento honorífico más importante del Festival de cine de San Sebastián con el Premio Donostia, así como otros premios de certámenes internacionales y asociaciones de críticos de todo el mundo.
Su filmografía está compuesta por algo más de una docena de largometrajes de ficción además de varios documentales de los que conocemos la mayoría de ellos Nadie sabe (2004), Air Doll (2009) y casi todos los realizados en la última década.
Esta vez el cineasta abandona su país por primera vez para realiza en Francia 'La verdad' (2019) lo que no ha influido para nada en su forma de hacer a pesar de no conocer el idioma.
Es un cineasta al que le preocupa fundamentalmente la familia y los componentes de la misma, las relaciones entre ellos, especialmente entre padres e hijos.
Su filmografía ha ido mejorando con el paso del tiempo, adquiriendo cada vez más experiencia en la relación de los títulos hasta ser cada vez más apreciado tanto por la crítica como por los espectadores.
Aquí una vez más se repite ese interés familiar en esas relación madre e hija, como habíamos apuntado, en la que ésta le echa en cara su egoísmo en el que como declara le interesa más triunfar como actriz en su profesión que su propia familia.
En este sentido se puede disfrutar de una excelente interpretación tanto de Catherine Deneuve como de Juliette Binoche, que coinciden por primera vez, que le da una respuesta a su altura, quedando más en un segundo plano Ethan Hawks así como la pequeña Clémentine Grenier que se desenvuelve muy bien entre estos consagrados artistas en su pequeño papel.
Es un film interesante pero no redondo.
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