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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera vez que un tema clásico se adapta al cine trasladándolo de época y actualizándolo, como ocurre en esta ocasión en que se trata de una libre versión moderna y a nivel juvenil de la historia de Cyrano de Bergerac, en la que una tímida estudiante china llamada Ellie Chu ayuda a Paul Munsky, un chico del instituto, para intentar conquistar a la hija del Pastor, Aster Flores, de la que ambos están enamorados.
Paul pertenece a una familia acomodada, es atractivo, deportista, pero algo básico y torpe a la hora de hablar con una chica, por eso pide auxilio a Ellie, esta joven de 17 años, inteligente que se gana un sueldo haciendo trabajos para los compañeros de clase, para que le ayude a escribirle cartas, ya que ella se expresa muy bien y él no tiene inconveniente en pagarle por sus servicios, cosa que ella agradece, pues de lo contrario le pueden cortar la luz por no poder abonar la factura.
Su padre, viudo, perdió el puesto de trabajo por no expresarse bien en inglés y tan sólo ha encontrado ser jefe de estación del pequeño pueblo de Squahamish y aprende el idioma viendo films clásicos en la televisión, Casablanca (1942), Luces de la ciudad (1931) o más recientes El cielo sobre Berlín (1987).
Las misivas van surtiendo su fruto y por fin Aster accede a acompañarlo una noche a cenar en un discreto restaurante y para ser la primera cita no estuvo mal.
Tres semanas después vuelven a repetir la jugada y de nuevo van a cenar al mismo restaurante y termina besándola, según le cuenta a Ellie.
Llega el día del concurso de talentos, donde Ellie es bastante aplaudida con una canción que ha compuesto, en la fiesta se emborracha y Paul se la lleva a su casa y tras un mal entendido Aster piensa que Paul y Ellie están juntos.
Paul termina dándose cuenta que Ellie está enamorada de Aster y por ello las cartas le salen tan bien.
Todo este juego de las cartas es lo que tiene un parecido con la obra de Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac, pero lógicamente la historia es muy diferente con el equívoco de quien está enamorado de quien, lógicamente trasladada a nuestros días y rebajada a la edad juvenil de estudiantes de instituto.
La película habla de las relaciones personales, de las amistades inocentes que pueden desembocar con naturalidad en amor.
Evidentemente, nunca llega la sangre al río, es decir que las relaciones supuestamente amorosas no pasan de las cartas, los mensaje en los móviles y algún que otro beso, pero nada más, por lo que la trama es bastante limpia en ese aspecto.
Tiene una secuencia muy divertida en el tramo final que se desarrolla en una iglesia en la que se aclaran muchas cosas en torno al amor, lo que piensa cada uno y lo que ello representa.
Por otra parte la realización se hace un poco repetitiva, que vaya siempre Ellie en su bicicleta al salir del instituto para volver a casa y que Paul tenga que ir detrás corriendo, así también ocurre en otras escenas con la misma planificación.
Indudablemente saca bastante partido de la idea de la obra original, pero no deja de ser una comedia juvenil con sus problemas amorosos a esas edades, tratados con mucha ternura.
Defiende la libertad en el amor, la comprensión cuando es diferente y la amistad.
El trío juvenil de actores compuesto por Leah Lewis, Daniel Diemer y Alexxis Lemire está muy bien encajado en sus personajes, aunque están mejor las chicas.
Por su parte la directora Alice Wu, de origen oriental pero nacida en California, es el segundo largometraje que dirige y no lo hace mal, siendo ella misma la autora del guion, donde vierte algunas experiencias personales, que obtuvo el Premio Founders en el Festival de cine de Tribeca.
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