, . |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras competir en los prestigiosos festivales de cine de Berlín, Sundance, La Habana y Montreal, llega a las carteleras españolas 'Divino amor' (2019), de Gabriel Mascaro.
Se trata de una producción de ciencia ficción, en la que la acción se desarrolla en un futuro no muy lejano, en Brasil en el año 2027, en el que curiosamente hay unos scaners en las tiendas que identifican el ADN al pasar las personas, su profesión y también el estado en que se encuentra si es que se trata de una mujer si está embarazada.
Joana Martins, para la que la burocracia es su esperanza, es una mujer de mediana edad, 40 años, funcionaria de la administración en Brasil, casada con Danilo, su marido, que tiene una floristería que se dedica a confeccionar ramos de flores y coronas para adornar las ceremonias funerarias.
Ambos pertenecen a una extraña asociación religiosa cristiano fundamentalista llamada Divino amor, en la que lo miembros de la misma, en sus reuniones proponen, cada uno, una frase o versículo de la Biblia para que todos reflexionen sobre su contenido.
Joana, muy aferrada a esa creencia religiosa, está colocada en una ventanilla en la administración brasileña en la que se admiten las solicitudes de divorcios de las parejas que quieren separarse.
Ella cada vez que puede trata de convencerlos de que lo mejor es que continúen estando juntos, aunque no todos admiten esa sugerencia e incluso a algunos les recomienda que se pasen por su asociación religiosa de Divino amor y de esa forma ha salvado a casi una docena de matrimonios, promoviendo los valores familiares.
Joana con frecuencia se confiesa con un pastor en una curiosa modalidad llamada Servicio rápido de oración, en el que éste espera a la puerta y desde el mismo vehículo conversa con aquellos que van a comunicarles su cuitas y problemas religiosos, lo que podríamos determinar como un confesionario moderno: el coche.
Ella es una ferviente creyente en Dios y utiliza esa especie de modalidad de confesión, pero tiene un problema personal, y es que no acaba de quedarse embarazada por más que lo desea y su marido consulta con el médico y sigue un tratamiento para favorecer la fertilidad.
Joana piensa que Dios algún día le concederá ese don de quedarse embarazada y en ello confía plenamente, pero de momento parece que no oye sus oraciones.
El famoso Carnaval brasileño ha sido en este caso sustituido por la Fiesta del Amor Supremo a la espera de la llegada de nuevo del Mesías.
Es una película que podíamos denominar erótico religiosa, ya que en esa misma asociación se llevan a cabo intercambios de parejas, explícitamente expuestos, sin ningún recato en el aspecto sexual, lo cual no parece muy acorde con lo que por otro lado suelen reflexionar con los versículos de la Biblia.
De nuevo Gabriel Mascaro, un joven y prometedor director brasileño, para este su tercer largometraje, cuenta, una vez más, con la colaboración de Diego García en la fotografía que lo hace de forma brillante dándole unos acaramelados tonos rosa y azul muy peculiares y acordes con el tema de la maternidad.
Algunos han querido ver en este film una alegoría o parábola a la actual política conservadora del Presidente Jair Bolsonaro.
Mejor dirección y fotografía en el Festival Durban. Premio FEISAL al mejor film en el Festival de Guadalajara. Premio Innovación Daniel Langloris en el Festival de Montreal. Mención especial del World Cinema de Amsterdam.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
FEATURETTE'S
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE