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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una joven soltera, ex-bailarina, drogadicta, que está inmersas en las drogas y la bebida, vive en un apartamento de alquiler, que está descuidado y sucio, ya que no piensa más que en conseguir droga.
Está embarazada en un avanzado estado de gestación y cuando llega el momento del parto decide que no quiere al hijo que acaba de tener, porque es incapaz de cuidarlo en medio de sus crisis nerviosas y de ansiedad.
Llegado un tiempo trata de deshacerse de él y venderlo para poder tener dinero para su adicción.
Se pone en contacto con una señora que se dedica a la venta de bebés, se cita con ella en un parque, en una zona aislada, junto a un lago, para hacer el intercambio y obtener el dinero para su vicio.
No obstante pasado un poco de tiempo reflexiona sobre lo que ha hecho y desea volver a tener a su hijo, por lo que regresa al lugar donde lo vendió, encuentra a la señora con la que hizo la venta del bebé y la sigue hasta su gran caserón, un tanto abandonado, en medio de un bosque, para tratar de rescatarlo.
Entra sin ser vista y ve que su criatura aún sigue allí por lo que tratará de robarla sin ser descubierta.
El cineasta vasco Juanma Bajo Ulloa es un director muy peculiar, con un cine que tiene su universo propio, como lo demostró en sus primeras películas Alas de mariposa (1991), con la que a sus 23 años ganó la Concha de Oro en el Festival de cine de San Sebastián, y La madre muerta (1993).
Posteriormente su cine se desvió por otras rutas de producciones más comerciales, caso de Airbag (1991), aunque ahora parece que vuelve a retomar el sendero inicial con este nuevo film, un thriller psicológico, en el que privan las imágenes sobre los diálogos, como un símbolo de incomunicación, poblado de unos seres extraños.
Construye bien la atmósfera y la ambientación que contribuyen a crear la intriga y el suspense, e incluso la ternura en ciertos momentos, lo que es difícil en las circunstancias en que se encuentran los personajes.
En 'Baby' (2020), su sexto largometraje, trata de hacer un experimento arriesgado, lejos de lo comercial, siempre a contracorriente, y es contar esta historia en la que recupera un tema recurrente en su filmografía como es la maternidad en un proyecto de puro lenguaje fílmico, sin diálogos, sin que en su banda sonora aparezca ni una sola palabra, tan sólo el llanto de un bebé, el sonido ambiente y la música que ilustra las imágenes oportunamente.
Es un canto a la vida y a las segundas oportunidades repleto de metáforas y símbolos que emocionan al espectador si conecta con la historia, que está contada de una manera muy simple, entre otras cosas porque el argumento no tiene ninguna complicación y se entiende perfectamente, solamente con las imágenes y tampoco hacen falta unos diálogos que son fáciles de adivinar durante el desarrollo de la acción.
Sin embargo hay momentos en que se hace un poco reiterativo ya que en realidad ella tiene la oportunidad de huir con su bebé por la mismísima puerta y sin embargo se complica la vida innecesariamente, tal vez para darle un poco de más suspense en unos movimientos que están perfectamente coordinados, mientras que otros resultan algo más convencionales.
La trama nos invita a hacer algunas reflexiones sobre la maternidad y los efectos que sobre ésta ejerce la drogadicción, entre otras materias.
En cuanto a la interpretación se ha prescindido totalmente de los personajes masculinos, mientras que los femeninos están bien en sus cometidos, aunque se echa en falta un poco de más papel para Charo López, cuya presencia es todo un lujo.
A destacar también la banda sonora musical aunque a veces nos suene a temas conocidos de autores ya clásicos en este género.
Premio mejor música original en el Festival de Sitges.
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