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CRITICA
Por: PACO CASADO
Amalia de la Torres tiene 77 años, es viuda desde hace diez.
Isabel y Juan son sus hijos, pero este último vive en Estados Unidos, y ella es una mujer muy activa, abogada de una empresa, que está preocupada por su madre que se encuentra sola en su casa.
Isabel la convence, y aunque sea en contra su voluntad, la ingresa en una residencia de la tercera edad.
Una vez allí Amalia percibe que su vida ha cambiado y que no es igual que cuando vivía en su casa con la libertad de hacer lo que quería, pero no se siente mal entre los que allí viven.
Transcurridos unos días, a la vuelta de un viaje que realiza a Suiza, Isabel va a visitar a su madre a la residencia a ver cómo sigue su vida allí, donde Amalia ha caído muy bien entre los residentes, sobre todo a Miguel y Adolfo que desde el primer momento se disputan su compañía y con los que de vez en cuando se escapa de la residencia y se van de paseo o a jugar al bingo, entre otras travesuras, con los que se siente muy bien y no quiere dejar de vivir allí.
Por su parte Isabel está separada de Arturo su marido, que está en el paro, y tiene una hija adolescente a la que quiere ingresar en un colegio interna para que siga sus estudios ya que apenas se puede ocupar de ella por su mucho trabajo.
Entre tanto Amalia se entretiene en tertulia con Miguel, Adolfo, Pedro y Carmina que se cuentan sus cuitas y cosas del pasado.
Adolfo es viudo tiene dos hijas que son azafatas y lo visitan cuando no vuelan.
Miguel tiene una hija que es sudamericana fruto de un royo amoroso de juventud.
Carmina tiene un hijo pero vive en Barcelona y la visita de vez en cuando y Pedro hace veinte años que no ve a su hija.
Estas son algunas cosas de las que suceden en esta comedia dramática de situación, ya que prácticamente casi toda o en su mayor parte transcurre entre los muros de la residencia pero poco después aparece la pandemia del Covid 19 y va a cambiar la vida para todos, aunque para algunos mejor que otros, caso de Rosa la alegre cocinera andaluza que con su gracejo conquista a todos los residentes.
En esta película se reúnen en su reparto los que hoy son ya viejas glorias de nuestro cine comenzando por la inolvidable María José Alfonso, junto a Manolo Zarzo, Máximo Valverde, Mariano Venancio, Guillermo Montesinos, Jesús Guzmán, Saturnino García o Silvia Casanova, a los que no se les ha olvidado actuar como lo hacían en sus buenos tiempos, aunque no sean muy protagonistas en esta ocasión sino que compartan ese protagonismo entre todos en esta historia entrañable, que se deja ver de forma agradable, con sus momentos de comicidad, aunque estos no sean excesivos, lo que hace que en ningún momento caiga en el pesimismo, con un punto enternecedor y alegre.
En el fondo subyace la problemática del cuidado de los ancianos, el problema de la separación o el divorcio, el paro, o el cuidado de los hijos cuando el trabajo no deja tiempo para ello.
Este film es una especie de homenaje a nuestros mayores que lo dieron todo por nosotros sin pedir nada a cambio y ahora nos toca sacrificarnos darlo por ellos que no pidieron nada a cambio sacando adelante a sus familias.
La dirección en este caso está compartida por Octavio Lasheras, un montador y autor de más de una treintena de cortos que hace con éste su segundo largometraje, y Anna Utrech productora de más de cuarenta cortometrajes y casi la mitad de ellos también dirigidos por ella, que debuta con Amalia en el otoño (2020) en el largometraje, que hacen una correcta puesta en escena.
Premio Solidaridad Medalla del CEC.
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