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CRITICA
Por: PACO CASADO
Gonzalo García Pelayo se inició en el cine dirigiendo su ópera prima Manuela (1976), cuyo guion estaba basado en la novela de igual título de Manuel Pío Halcón, que para nosotros creemos que es su mejor película.
Después realiza Vivir en Sevilla (1978), Intercambio de parejas frente al mar (1978) y Corridas de alegría (1982), en las que dio bandazos desde el cine experimental al pornográfico, por lo que la carrera seguida hasta aquí resulta bastante irregular.
Ahora nos llega con un nuevo film que parece se sale de los moldes anteriores, ya que se trata de una especie de documental sobre esa romería universal que es la del Rocío.
Para sostenerlo tan sólo cuenta con una simple y breve anécdota central que le sirve de hilo conductor: el enamoramiento de una joven pareja mientras hacen el camino.
J unto a esta historia central, se apuntan, muy débilmente, otras de forma paralela, como la de los novios que están a punto de romper sus relaciones, la del hombre que guarda la memoria de su mujer ya fallecida y peregrina en cumplimiento de una promesa, y así se podrían citar alguna más, etc.
Todo ello resulta bastante inconsistente para mantener casi hora y media de metraje sobre el Rocío que, por otra parte, creemos que le falta una ordenación en el discurrir y el haberle sacado más partido a algunos otros aspectos que no aparecen o están tocados de forma muy de pasada.
No sabemos si quienes no conozcan la romería del Rocío saldrán con una imagen muy clara de la misma.
Para los espectadores que la conozcan o la han vivido pasarán un rato entretenido, bañados en la música de las sevillanas de los Romeros de la Puebla y Amigos de Gines y de su cosecha podrán poner parte de todo eso que hemos apuntado que echamos en falta.
Comprendemos que sacar un documental perfecto del Rocío es algo muy difícil.
Gonzalo García Pelayo al menos lo ha intentado, lo cual ya es algo, aunque no lo haya logrado.
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