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CRITICA
Por: PACO CASADO
En estos tiempos que vivimos parece que a los guionistas les ha dado por mezclar géneros y ya llevamos dos, recientemente, en los que se han unido el hecho de un atraco a una cámara acorazada con una gran cantidad de millones, con el tema del terror provocado por los zombis en el caso de Ejército de los muertos (2020), que es posterior a ésta.
En 'Península' (2020) no es un atraco sino la recuperación de un camión cargado de dinero con el peligro añadido de encontrarse en un territorio invadido por los muertos vivientes, que son ciegos de noche pero muy sensibles a los ruidos.
Train to Busan (2016) fue una de las grandes sensaciones del cine fantástico coreano más reciente de los últimos años y ahora su director, Yeon Sang-ho, vuelve a su universo con 'Península' (2020), una nueva entrega en la que insiste sobre el mismo tema.
Su predecesora logró más de once millones de espectadores en su país, y fue la primera película que consiguió superar la barrera de los diez millones, logrando notables resultados en taquilla en su paso por las carteleras asiáticas, tras su exhibición en el Festival de cine de Cannes y posteriormente en el de Sitges.
La acción tiene lugar cuatro años después de que un virus produjera una enorme epidemia zombi que se ha extendido por toda la península de Corea, convirtiéndola en un territorio realmente postapocalíptico durante todo ese tiempo por todo el área de Corea del Sur, que está devastada y sigue infestada de monstruos y soldados para tratar de guardar un cierto orden dentro de lo posible.
En esos momentos es contratado un grupo de cuatro mercenarios, tres hombres y una mujer, para que se adentre en la zona cero en una peligrosa misión para recuperar un camión perdido con un botín de veinte millones de dólares en su interior.
Jung Seok, un ex soldado, que logró escapar al extranjero, recibe la misión de regresar a Seúl para recuperar ese valioso objetivo, encontrándose que tiene que luchar contra los zombis y también con algunos supervivientes que buscan comida y creen que el camión la contiene en su interior.
Allí descubrirá que hay todavía personas sanas en la ciudad.
La misión consiste en buscar el camión, recuperarlo y dirigirlo hacia el puerto para embarcarlo, pero alguien descubrirá que contiene ese botín millonario y trata también de hacerse con él.
Junto a la trama principal hay otra secundaria, la de una familia compuesta por el abuelo, la madre y dos hijos que termina uniéndose a ella lo que se aumenta así la tensión y el interés de la trama, que por otra parte origina un cierto sentimiento de culpa al principio y de redención al final.
El guion toma algunos aspectos de otros géneros como el histórico con ese lanzamiento a los leones del circo romano, léase aquí a los zombis, para ser devorados por éstos o esas interminables carreras sorteando obstáculos cada vez más peligrosos para llegar al objetivo final, e incluso tiernas escenas familiares que harán llorar a algunas espectadoras.
Tiene una especie de prólogo que recuerda a la anterior que en lugar de suceder en un tren ocurren en otra parte.
En esta nueva entrega se insiste en el tema, con un escenario distinto y con unos personajes secundarios tan descerebrados y peligrosos como los propios zombis.
Si el propósito es entretener, por supuesto que lo consigue, pero le falta la originalidad de la primera, con la que si se compara posiblemente salga perdiendo.
Premio Buil Film para Gang Dong-won y Lee Re. Premio de los críticos coreanos a la fotografía y los efectos visuales. Premio de los productores coreanos al mejor sonido y efectos visuales.
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