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CRITICA
Por: PACO CASADO
La comedia francesa funciona con un tipo de humor mucho más fino que el que suelen emplear los italianos o los españoles. Tal vez por ello no llega con la misma facilidad a la gran masa, ni aún con nombres tan populares y famosos como el de Louis de Funés, por ejemplo. Nos referimos al público español, ya que posiblemente estas cintas vayan mejor en Francia para el público de aquel país o de otras latitudes.
Dentro de la comedia francesa, tiene un puesto destacado el actor y a veces realizador Robert Dhéry, quien merece la pena ser destacado aunque tan solo sea por su famosa película "La bella americana", que en su día llamó la atención.
Pero posiblemente Dhéry demuestre mejor sus cualidades, y ande más suelto, cuando la cinta está dirigida e interpretada por él mismo, no como ocurre en esta ocasión, que la realización corre a cargo de un director bastante desconocido como es Marcel Moussy.
Como casi siempre ocurre en la comedia, se le dan pies a la fantasía y se olvida un poco la realidad. Sobre esta base se construye esta película en la que un publicista tiene la rara habilidad de acertar todos los caballos ganadores en las carreras del hipódromo, de lo que se aprovechan unos pillos a los que se les niega la entrada a las taquillas de apuestas.
El argumento, por sus características, proviene de una obra de teatro y de hecho sirve más para ese medio que para el cine, lo que no impide que algunas situaciones tengan gracia como por ejemplo la escena del número de Kiki la tremenda, interpretada por Colette Brosste, que es posiblemente la mejor de todos los intérpretes.
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