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CRITICA
Por: PACO CASADO
El legendario personaje de Tarzán ha sido explotado concienzudamente a lo largo de la historia del cine.
La historia del lord inglés criado por una mona en plena selva africana ha sido llevada imnumerables veces a la pantalla, a veces siguiendo el modelo original literario, pero en la mayoría de los casos dando libre suelta a la imaginación de los guionistas.
Así surge ahora un nuevo film de Tarzán realziado en España, aprovechando el que podamos disponer ya hasta de actores musculosos como este joven canario anglosajonizado con el seudónimo de David Carpenter, y que rodó el film poco antes de incorporarse a la mili.
Si además contamos con la moda de los auto-safari con animales en libertad, pues mejor que mejor.
Todo ello debió pensarlo en realizar José Luis Merino Boves, que se invento una nueva historia sobre Tarzán, introduciendo en ella otro viejo mito de la literatura de aventuras, como son las minas del rey Salomón, se fue con el equipo a 'Safari Park' a menos de cien kilometros de Madrid, y luego completó el asunto con un par de secuencias en la Gruta de las Maravillas de Aracena, quedando el total la mar de apañado.
Así, con un esquema argumental muy lineal, con un Tarzán increiblemente inexpresivo, con un ritmo demasiado lento y una historia de armas y negros, ha salido una cinta muy simple, en donde brilla la veteranía de Paul Naschy junto a una Nadiuska recién salida de las comedias de Lazaga y compañía.
Colorido aceptable, vistosis escenarios hispánicos, y final tópico redondea este producto para consumo infantil, sin calidad pero con un tono medio más o menos soportable, una cinta que esperamos no de más de sú y esto del Tarzán celtibérico no se convierta en otra moda abusiva de nuestro cine, que ya bastante tenemos.
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