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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine italiano fue pródigo en los llamados films de romanos que se realizaron hace ya unos años en el mediterráneo país. Prueba de ello y de que la cantidad de películas fue realmente enorme, es que aún muchas compañías de distribución españolas rellenan algunos huecos en sus listas con este endeble material que funciona muy bien en los pueblos para un público ingenuo y ávido de cine de evasión.
Todas estas películas estaban cortadas por el mismo patrón: el forzudo de moda, un argumento más o menos fantasioso, unas veces basado en una leyenda, otras en la historia falseada y a veces sacado de la propia imaginación de los guionistas que inventaban un país imaginario y un héroe que librara a los oprimidos habitantes de las garras del algún malévolo ambicioso que los tenía sojuzgados.
Se da pues como una constante el sentido de la justicia en estos forzudos y hercúleos héroes que hacían imponer la ley y el orden por la fuerza.
Esto se daba pie para demostrar la tremenda fuerza del protagonista que, como en esta ocasión, derriva piedras gigantescas para vencer a sus enemigos e incluso puede sostener la fuerza unida de un buen número de caballos que tratan de despedazarlo.
Todo ello hace que las aventuras se sucedan sin parar, que las aventuras se prodigen sin cuento y que de vez en cuando se les ponga un poco de humor en la acción, para hacermás llevadero el argumento, ingenuo por demás, e incluso con algún que otro anacronismo que el público acepta sin protestar.
No es esta de las cintas más exageradas ni peor realizadas, ya que cuenta con un discreto colorido e incluso resulta entretenida a veces.
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