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CRITICA
Por: PACO CASADO
No elude esta película ninguno de los calificativos de cine evasivo y de distracción superficial que se le quieran otorgar.
Antonio y Elisa forman una pareja que acaban de contraer matrimonio, y ponen dirección a la Costa Brava para pasar allí su luna de miel.
Antonio es un reportero de la sección de sucesos y está obsesionado con poder resolver algún día un gran crimen.
Su deseo tendrá la oportunidad cuando con su mujer llegan a su destino y se alojan en el mismo hotel de Barcelona en el que un joyero es asesinado.
Pero Elisa también tiene la curiosidad de averiguarlo por su cuenta y le hace la competencia a su marido.
Desde el principio al fin este film intenta ser un espectáculo modesto para hacer pasar hora y media entretenida sin ninguna otra exigencia.
Es tan modesto el empeño que algo logra.
No llega a cansar, a pesar de que los trucos están bastante explotados y que el caballo de batalla de la risa se adivina con sólo conocer el título.
La risa de lo cómico llega hasta el momento en que conviene darle algo de fuerza a la narración en cuyo caso se recurre al miedo, provocado por medios fáciles.
Pedro L. Ramírez ha llevado el guion con oficio pero sin soltura.
Aún no le ha cogido el pulso a esta clase de cine, ya que de vez en cuando se le va de las manos y en la comedia hay que ser más flexible y habilidoso.
Puede que siguiendo así algún día llegue a tener un cierto gracejo en el género de la comedia, pero lo dudamos: es demasiado rígido: utilizando un símil atlético diríamos que es duro de cintura, puesto que la comedia se delinea con muñeca flexible y con toques de habilidosa espontaneidad.
Concha Velasco asume al fin un papel de protagonista en solitario en una rápida ascensión la suya desde Las chicas de la Cruz Roja (1958).
Tiene personalidad, voluntad firme y sabe lo que quiere ya que dentro de las últimas actrices surgidas en el cine español es la más interesante.
Quién sabe lo que haría en manos de un Stanley Donen, por ejemplo.
Sin embargo no podemos olvidar aquel paso fugaz pero resplandecientemente esperanzador de Encarnita Fuentes.
Poco original y archirrepetitivo Fernando Fernán Gómez aunque sea dicho en su descargo que su papel es pobre y no daba para mucho, por lo que no tenía nada que defender.
Discreta la fotografía en color, sin sacar mucho partido a los paisajes.
La música pasa desapercibida.
Es cuanto se puede decir de esta prudente producción española que puede que no sea excepcionalmente rentable, pero tampoco se ha arriesgado mucho.
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