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CRITICA
Por: PACO CASADO
¿Qué decir un western más?, ¿Qué se puede decir de otra cinta más de venganzas y violencia rodada por las tierras europeas?. Normalmente, y salvo pequeñas variantes, los Oestes de coproducción se parecen los unos a los otros como gotas de agua.
Los matices o variantes suelen ser mínimos, en unos predomina el sadismo, en otros la violencia bruta, en algunos el humor, en el de más allaá el retorcimiento, en éste la intriga policiaca... son detalles, precisamientos sobre el fondo siempre parecido de este subgénero, de este cine bastardo por ser hecho fuera del país y los condicionamientos que impulsaron su creación original.
El caso es que su producción parece no bajar, o al menos se mantiene en un número aún alto, sosteniendo comercialmente el impacto de otras modas más recientes y novedosas.
De todas formas es cuestión de preguntarse qué puede durar aún este género western, cuantos Oestes más de esta calaña pueden darse. Porque le filón realmente está agotado, los guionistas ya no saben qué inventar y el público tarde o temprano acabará cansándose.
Hasta entonces seguiremos soportando ejemplos aún, como este "Tierra de gigantes" de Ferdinando Baldi, en el que se podría decir que su matiz distintito es el casi acercamiento al melodrama el meter el conflicto meramente familiar en el marco habitual de enfrentamientos y luchas que se da en todo western.
Por otra parte la narración se hace pesada y el ritmo decae entre planos y planos de las tierras mejicanas (según la acción) en que transcurre la historia.
Historia por lo demás nada original, que no da reales a este mal ejemplo de un género que está resultando realmente pesado y que no se decide a desaparecer.
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