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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estamos ante una producción sobre la que han corrido ríos de tinta desde que su director concibiera el proyecto hace tiempo hasta la terminación de su filmación, pasando por la sustitución de varios actores como Jason Robards o Mick Jaegger, lo que le llevó a tener que repetir casi la mitad de lo filmado.
Hay incluso un documental donde se refleja los múltiples peligros físicos que ocurrió el equipo de rodaje en las selvas amazónicas.
Brian Fitzgerald, de ascendencia irlandesa, más conocido como Fitzcarraldo, vecino de Iquitos, en Perú, es un hombre apasionado de la ópera, que ha llegado al extremo de asegurar que allí, en plena selva del Amazonas, levantará un gran teatro que será inaugurado por el gran Caruso.
El irlandés se arruinó con un proyecto de ferrocarril transandino y ahora vive de una modesta fábrica de hielo, pero quiere formar parte de la cadena de los magnates del caucho, en la que ya no queda ninguna parcela para él, excepto varios miles de árboles que lloran, enclavados en un lugar inaccesible y, que por esa razón, aún están sin dueño.
Fitzcarraldo emprende una descabellada aventura a través de la selva del Amazona.
Realmente no fue menos loco Werner Herzog en su empeño en rodar esta película, que el del protagonista Brian Sweeney Fitzgerald, al que llamaban Fitzcarraldo, que hizo una auténtica fortuna con el negocio del caucho, amante de la ópera, de querer edificar un teatro en Iquitos, en plena selva amazónica a principios de siglo, para llevar allí a cantar ópera a Enrico Caruso, para lo que hace cruzar un barco de un río al otro teniendo que atravesar una montaña.
Esto hizo que las dificultades de rodaje fueran abundantes y que ya de por sí el film fue una aventura mayor que la historia que se cuenta, lo que al mismo tiempo proporciona imágenes insólitas nunca vistas en una pantalla de cine.
En este sentido de cinta aventurera y al mismo tiempo al haber sido también rodada en Perú, nos recuerda en buena medida a una obra anterior de Werner Herzog, 'Aguirre o la cólera de Dios' (1972).
A pesar de la belleza formal de la película, de la calidad del cine que este director alemán derrocha en sus imágenes, queda algo fría su realización ya que se trata de una producción germana.
A Werner Herzog le ha faltado calor en la puesta en imágenes, emoción en el desarrollo de la aventura, pero quizás fuera tarea menos que imposible la de que el espectador se identificara con la propia locura del protagonista.
Tal vez el director quisiera ganarlo por la poesía, por la belleza de sus insólitas imágenes, pero no ha reparado que el film pierde ritmo en la parte central.
Klaus Kinski, una vez más, vuelve a ser, por cuarta vez, protagonista de una espectacular cinta de este director que dista muy mucho de sus primeras producciones, que eran más comedidas y con menores presupuestos que esta, en la que ha tenido que empeñar toda su fortuna personal, y lo hace de forma distante y fuera de sí, como el propio personaje, un tanto loco, exigía.
Un buen acierto el contar con Claudia Cardinale, que pone una nota alegre y bella, incorporando a la dueña de un burdel que ayuda a Fitzcarraldo en su insólita empresa, mientras que los demás actores son prácticamente desconocidos.
'Fitzcarraldo' (1982) es una película insólita, defendible por la calidad de su cine, la belleza de sus imágenes y el increíble esfuerzo de su realizador, lo que posiblemente hiciera que le otorgaran el premio al mejor director en el Festival de cine de Cannes.
Nominada al Globo de oro y al Bafta al mejor film extranjero. Premio de plata del cine alemán. Premio OCIC en el Festival de cine de San Sebastián. Premio de oro del Gremio de cines artísticos alemanes.
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