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CRITICA
Por: PACO CASADO
Con Robin Hood ocurre como con todos los héroes de leyenda que pueblan la literatura de aventuras de todos los países. Y como tales héroes, atractivos a todos los públicos, también lo son a los productores cinematográficos que ven en ellos pingües beneficios al llevar sus aventuras al celuloide.
La historia del cine está poblada de héroes de esta talla. En los anales del cinematógrafo encontramos en sus comienzos primitivas películas que narraban estas historias que generalmente se basaban en la novela que diera origen a la creación literaria del personaje en cuestión.
Esta misma novela se repite constantemente en cada etapa de la historia dle cine con periocidad corta de pocos años entre las distintas versiones.
Pero la constante repetición ya no aporta el interés de la sorpresa por ser de sobra conocido su argumento.
Y es por ello por lo que la fébril imaginación de los guionistas cinematográficos inventan y recrean nuevas aventuras para el personaje en cuestión en cada caso.
En este concreto que comentamos es con Robin Hood, el famoso arquero del bosque de Sherwood, al servicio de la noble y justa causa de Ricardo Corazón de León de Inglaterra.
Aventura infantil realziada con puerilidad absoluta en la que los lances se repiten constantemente, que se ha querido realzar con la proyección en 70/mm que, caso curioso, no se desvirtua mucho en la ampliación consiguiendo incluso buen colorido.
La dirección de José Luis Merino es de puro oficio, artesanal, sin imaginación e inventiva.
Floja así mismo la interpretación y sin reparos en lo moral.
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