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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuenta la historia de Blandine Bouvier y Magalie Graulières que durante la infancia fueron dos amigas inseparables.
Un día tras una pelea, por un quítame allá esas pajas, se enfadan y se separan y no se vuelve a ver hasta mucho tiempo después, gracias a Benjamin, el hijo de Blondine, que no lleva muy bien el divorcio, para que le infunda un poco de alegría a su madre.
Cuando sus caminos se vuelven a cruzar, olvidan lo que pasó, vuelven a hacer amigas y deciden hacer juntas el viaje que siempre habían soñado, las Cícladas, un grupo de islas griegas.
Hay que dejar aquí reflejado el carácter de cada una de las dos, mientras que Blandine es una mujer seria, recatada y juiciosa, que tiene trabajo, es ordenada, que fue abandonada por su marido, Magalie es la otra cara de la moneda, alegre, desprejuiciada y todo un revoltillo que no se arredra ante nada, no tiene trabajo y vive como si tuviera veinte años, disfrutando de la vida.
Como se ve nada tienen en común, pero como se dice los polos diferentes se atraen.
La historia consiste en el viaje que llevan a cabo finalmente las dos a las citadas islas griegas Las Cícladas con tono cómico.
Durante el viaje Magalie había comprado un billete que no les permitía ir hasta el final del trayecto y son bajadas a mitad de camino, lo que enfada mucho a Blandine, pero Magalie llama a su amiga Bijou que les ayudará a llegar hasta el final.
Entre tanto se cruzan con unos surfistas con los que Magalie aprovecha para tener algún encuentro sexual y le chafa el ligue a su recatada amiga.
Magalie tiene por fin pasarlo bien, sin dinero, a costa de su amiga, disfrutar del viaje, del sol, de la playa y del sexo si se pone a tiro, algo que por el contrario Blandine odia por completo.
El contraste de este dúo hace que la comedia funcione, con la ayuda en el tercio final de la británica Kristin Scott Thomas en el papel de Bijou, actriz que se presta igual al drama que a la comedia.
Esta última es de todos conocida su profesionalidad y buen hacer, mientras que Olivia Côte en el papel de la seria Blandine y Laurie Clamy como Magalie no lo son tanto, sin embargo esta última con su belleza, simpatía y buen hacer conquista en todo momento al espectador.
Marc Fitousie es un director francés que no es nuevo en estas lides ya que el film que comentamos es el noveno de su filmografía, y casi en todos ellos la figura femenina es primordial en sus obras, como ocurre aquí, pero del que no habíamos visto ninguno de sus títulos, y ciertamente no lo hace mal, pero es que la historia no interesa demasiado, aunque con ella se pase un rato agradable.
La película, hace una reflexión sobre la amistad y los cambios que se producen en las personas llegadas a la madurez, resulta divertido, pero nada más.
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