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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine con frecuencia se ha basado en sucedidos reales pero parece que dado el realismo con que se hace en estos momentos el cine de acción, por mucha fidelidad que se ponga en llevarlo a la pantalla, parece que siempre están faltos de algo que acabe por enganchar al espectador.
El que se nos cuenta aquí sucedió en 1990, en donde un agente de Boston se introdujo en una banda para deshacer una organización que dominaba el tráfico de drogas de la ciudad.
Esta historia se ha ilustrado con un estudio detenido de otros topos, como se les llama en el argot policial, de casos más o menos parecidos.
En este sentido hay ilustres precedentes en otras películas que jugaban con el mismo esquema como 'Reservoir Dog' (1992), de Quentin Tarantino o 'Donnie Brasco' (1997), dirigida por Mike Newell.
Jeffrey Cole acaba de salir de la Academia de Policía y comienza en Cincinati, primero con casos de poca monta, pero se quiere demostrara sí mismo que es capaz de misiones más importantes y se hace amigo de un brutal jefe criminal, Dwayne Gittens.
En este caso, que muestra la difícil lucha contra el tráfico de drogas en Estados Unidos, se da la circunstancia de que el topo en cuestión se involucra tanto en la organización que termina con una cierta querencia de la misma que, por momentos, le aleja progresivamente de sus principios morales.
El director australiano Michael Rymer, del que recordarán Angel baby (1995)) trata de buscar el máximo realismo, con un lenguaje duro y secuencias plenas de violencia, al tiempo que sugiere lo delgada que es la línea que separa el bien del mal, especialmente cuando se trata de un entorno tan difícil, pero no lo consigue plenamente.
Premio especial del jurado y premio de la policía en el Festival de Cognac.
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