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CRITICA
Por: PACO CASADO
Con el fin de evitar la invasión de Napoleón a las islas británicas, España e Inglaterra forman una alianza. Un navío de la Armada, se dirige a las colonias americanas para llevar armas y municiones a un grupo de insurrectos españoles.
Al mando de la tripulación se halla el capitán Horacio Homblower, un hombre curtido en mil batallas y carismático para sus hombres.
En 1807, cuando Napoleón es dueño de media Europa y se prepara para invadir Inglaterra, un barco inglés, al mando del capitán Horacio Hornblower, navega por el Pacífico en misión secreta.
Se trata de servir armas a un rebelde para luchar contra Portugal llamado O Reitor.
Se pretende que la metrópoli envíe tropas contra el rebelde y disminuir de ese modo la presión sobre Inglaterra.
La operación comprende también apoderarse de un magnífico barco portugués, O Rei Dos Mares, y entregarlo a Reitor, cosa que hace Hornblower.
Pero cuando prosigue su misión de bloqueo se encuentra con otro navío portugués, que le comunica que Portugal e Inglaterra son aliados contra Napoleón.
Debe, por tanto, recuperar el barco entregado a Reitor.
A la nave de Hornblower pasa Lady Bárbara, que viaja hacia Londres.
Se entabla la batalla y el Terror Dos Mares es hundido.
De regreso a Inglaterra, Horacio recibe el mando de un nuevo barco, a las órdenes del almirante Leighton, prometido de Lady Bárbara.
En acción de guerra, Hornblower hunde cuatro barcos franceses, pero es capturado y conducido a París, acusado de piratería.
Sin embargo, con la ayuda de su oficial y de un marinero liberan a una tripulación británica prisionera y logran huir.
La tetralogía de aventuras marítimas del director Raoul Walsh está comprendida por 'Los gavilanes del estrecho' (1953), 'El hidalgo de los mares' (1951), 'El mundo en sus manos' (1952) y 'El pirata Barbanegra' (1952).
Cine típico de aventuras de los años cincuenta y de un veterano de Hollywood como Raoul Walsh, es una muestra de estilo hoy día, prácticamente perdido, relegado a la nostalgia que nos hablaba de grandes horizontes, aventuras y espacios abiertos, el cine de los grandes veteranos de la cinematografía americana hoy ya desaparecidos o inactivos.
Está basado en la novela de Cecil Scott Forester, que retoma la figura histórica de un capitán de la Armada Inglesa que lucha contra las flotas napoleónicas.
Se estrenó esta película en España en su día con este título, pero en su reposición, veinticinco años después, se respetó el título original, Capitán Horacio Hornblower, así como los nombres de los personajes y barcos de ascendencia española, absurdamente rebautizados cuando su estreno con nombres portugueses.
Cosas de la censura de aquellos momentos.
Estamos ante un film aventurero por excelencia, de corte ingenuo pero de admirable narrativa, de personajes sencillos pero llenos de vida y veracidad.
Con escenas de acción y batallas marítimas espléndidas, la cinta supone un contacto emotivo con un cine del pasado, lleno de virtudes en su sencillez y su espectacularidad.
Su acción trepidante llena de visualidad y lances emotivos, mantiene en tensión al espectador hasta el desenlace.
Experta dirección de Raoul Walsh que se manifiesta de manera especial en las varias escenas de los combates marítimos. Excelente fotografía y buena interpretación en general.
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