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CRITICA
Por: PACO CASADO
Por la temática y por el título es poco menos que imposible no acordarse de otra famosa película sobre unos alumnos y un profesor que se titula 'El club de los poetas muertos' (1989), con la que tiene algunos puntos de contacto, lo que no le resta méritos, y aunque nos parezca inferior a aquella, tiene también interesantes valores como la honestidad, el valor del estudio, el respeto a los profesores, el amor al trabajo, la honradez en las actuaciones en la vida y la integridad.
El profesor William Hundert de historia clásica da clase en el elitista colegio de St. Benedict.
Tiene sus métodos y sus ideas de cómo hacerlo, hasta que llega el alumno díscolo, hijo de un senador de Virginia, que con su actitud rebelde va en contra de toda norma establecida y hace tambalear sus métodos de enseñanza, hasta que termina comprendiendo al profesor, los años de su formación, y deponiendo su actitud.
La idea del profesor es que sus alumnos se conviertan en adultos cultos y responsables.
En esta historia se contraponen dos formas muy distintas de ver la vida.
Por un lado el honesto profesor que camina recto, inspirado en los más nobles ideales clásicos y que se propone moldear al alumno rebelde que tiene una actitud contrapuesta, práctica y utilitaria, aunque para ello haya de emplear la mentira, el fraude o el engaño para lograr lo que se propone y en la que lo importante es llegar, aunque tenga que hacer trampas para lograrlo.
El film, que tiene importantes implicaciones morales, está correctamente realizado por un artesano como Michael Hoffman respondable de títulos como 'Escándalo en el plató' (1991), 'Restauración' (1995), 'Un día inolvidable' (1996), 'El sueño de una noche de verano' (1999) que está en función del material que tiene entre manos, que si es bueno se luce y si no, lo saca adelante con dignidad.
Kevin Kline hace de un profesor inolvidable, con sus penas y alegrías cuando logra lo que se propone.
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