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CRITICA
Por: PACO CASADO
Otto Keller y su esposa Alma, trabajan en una iglesia católica en la ciudad de Quebec (Canadá), él como sacristán y ella como ama de llaves de la casa parroquial.
Un día Otto roba en la casa donde, a veces, trabaja como jardinero y al ser descubierto mata al dueño, el abogado Willet.
Atormentado por la culpa acude al padre Michael William Logan que recibe en confesión al sacristán de su parroquia que se acusa de haber asesinado al abogado, dueño de la casa en la que acaba de robarle.
En la comisión de su delito, y para alejar de él toda sospecha, el sacristán se ha servido de la sotana del padre Logan y muy pronto recae sobre éste la acusación de la policía.
La situación se agrava aún más para el joven sacerdote al descubrirse que el abogado asesinado sometía a chantaje a éste y a una mujer, Ruth Grandfort, que en su día fue novia de Logan y que ahora son víctimas de un malentendido.
El padre Logan tiene que comparecer ante los tribunales, pero el secreto de confesión le obliga a tener que callar.
'Yo confieso' (1953) es la adaptación al cine de la obra de teatro Nuestras dos conciencias, escrita por Paul Anthelme, estrenada en 1902 por este autor francés, que le vendieron a Alfred Hitchcock y de la que él supo sacar el suficiente partido para ponerle el suspense necesario como para que llegara a tener interesado al espectador durante la hora y media que dura su proyección, en la que un sacerdote cae bajo sospecha de asesinato que no puede limpiar su nombre al estar bajo el secreto de confesión.
Al mismo tiempo dio la oportunidad de exponer sus dotes de actor a Motgomery Clift, que ejecuta a la perfección el personaje del sacerdote, el atormentado padre Logan, que trata de mantener su fe por encima de todas las circunstancias y guardar el secreto de confesión como le manda su ministerio sacerdotal.
El impecable pulso narrativo de Alfred Hitchcock, sabe crear en todo momento la atmósfera adecuada y el suspense necesario que requiere la narración.
Alfred Hitchock solía definir el suspense diciendo que era "aquello que sabe el espectador, pero desconoce el personaje".
Ante la imposibilidad de comunicación entre ambos, el segundo estará siempre al borde del peligro y el primero al borde del infarto.
'Yo confieso' participó en el Festival de cine de Cannes de 1953.
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