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CRITICA
Por: PACO CASADO
El mundo esquizofrénico de la ufología practicada en los últimos años del franquismo, es el tema escogido por el guionista de cómics y director Óscar Aibar para su segundo largometraje, tras debutar con un western marciano interpretado por Iggy Pop, 'Atolladero' (1995).
Está basado en la historia de dos obreros de Tarrasa (Barcelona), Juan Turu Vallés y José Rodríguez Montero (antifranquista), de 21 y 47 años respectivamente, que en sus horas libres se dedicaban al estudio del espacio y a la posibilidad de contactar con algún tipo de vida extraterrestre, que se suicidaron en 1972.
Dos días después el periodista catalán Marius Lleget recibía dos cartas póstumas de ellos para que las entregara a la ONU.
Lo que ocurrió después conforma ya parte de la crónica negra de la España de la época.
La película no muestra un retrato amable de aquellos años 70.
Aunque parezca absurdo pensar que alguien pueda quitarse la vida para viajar a Júpiter con el convencimiento de que en ese planeta se encuentra la base extraterrestre más próxima, fue un hecho real que impactó a la prensa de la época.
Óscar Aibar, recupera para la pantalla ese suceso en el que un día, junto a las vías del tren, aparecieron los cuerpos decapitados de dos hombres y en el bolsillo de la chaqueta de uno de ellos encontraron una nota en la que se decía que iban al encuentro de extraterrestre.
Su ciega obsesión por encontrarse con vida inteligente, que para ellos vivían en otro planeta, les llevó a tomar tan drástica decisión.
Pensaban algunos que el estado del mundo y sus guerras podían ser solucionado por una reunión con los extraterrestres partidarios del amor y de la paz universal.
Óscar Aibar comete dos errores, darle demasiado metraje, que le resta ritmo narrativo, y cerrar el relato con la secuencia con que todo termina.
En lo positivo tiene un buen guion, bien escrito y una magnífica reconstrucción de la atmósfera de aquellos años.
Es una lástima que su ironía y mala uva se difumine en una última secuencia absurda y sin sentido en un remate no muy feliz de la historia.
Es una película seca, conmovedora, austera y triste con la odisea de dos perdedores para los que la ufología podía ser una alternativa al activismo político para quienes preferían soñar con los improbable.
El film huye de la nostalgia y describe con precisión hiperrealista el mal rollo de esos años.
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