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CRITICA
Por: PACO CASADO
Mel Brooks debutó en la dirección cinematográfica en 1968 con 'Los productores', con Gene Wilder y Zero Mostel, un mediocre film que era una sátira sobre los entresijos teatrales de Broadway que, a pesar de obtener el Oscar al mejor guion original, fue un fracaso comercial.
En 1998 su esposa Anne Bancroft le sugiere que lo convierta en musical de Broadway y logra un triunfo con música del propio Mel Brooks, en abril de 2001. Y tras el triunfo escénico (500 millones de dólares en 5 años) se le ocurre hacer una cinta musical con el texto teatral y vuelve a fracasar.
La historia de esta película es casi la de su argumento.
A Max Bialystock, un productor fracasado, su contable Leo Bloom, le sugiere que si no es honrado, produciendo un fracaso puede ganar más que con un éxito, quedándose con el dinero de la producción.
Para ello eligen la peor obra, Primavera para Hitler, un director gay y los peores actores, pero al final, contra todo pronóstico, resulta un gran éxito, a pesar de todo.
La misma pareja que la hizo triunfar en los escenarios de Broadway, Nathan Lane y Matthew Broderick, y batir el récord de ganar 12 premios Tony, la vuelve a interpretar en el cine con el añadido de Uma Thurman y Will Ferrer que se quedan a gran distancia de los primeros.
También la directora y coreógrafa escénica, Susan Stroman, se encarga de llevarla al celuloide debutando así en el largometraje lo que le viene un poco ancho, limitándose a poner la cámara de forma estática y captar los excesivos números musicales, hasta un total de 19, como si fuera en teatro, con ligeras variantes.
De esta forma se hace larga y pierde el ritmo en bastantes momentos, lo que quizás sea el motivo de su fracaso en cine ya que con un presupuesto de 50 millones de dólares sólo recaudó 19.
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