Título: | WALL STREET: EL DINERO NUNCA DUERME | |
Tit. Orig.: |
WALL STREET: MONEY NEVER SLEEPS | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2010 | |
Dirección: | OLIVER STONE | |
Guión: | ALLAN LOEB. Basado en los personajes creados por STANLEY WEISER y OLIVER STONE | |
Fotografía: | RODRIGO PRIETO | |
Música | CRAIG ARMSTRONG | |
Interpretes: | MICHAEL DOUGLAS, SHIA LaBEOUF, JOSH BROLIN, CAREY MULLIGAN, ELI WALLACH, SUSAN SARANDON, FRANK LANGELLA, CHARLIE SHEEN y VANESSA FERLITO | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS | |
Duración: | 127 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Esta es una frase que dice el protagonista de esta película Gordon Gekko durante una conferencia con motivo de haber publicado un libro que ha escrito en la cárcel, que corrige a otra que pronunció antaño que decía "la codicia es buena" refiriéndose a los tiburones financieros de los años 80, clase a la que él pertenecía.
Jake Moore es un joven y prometedor agente de bolsa a quien traiciona su mentor cuando aspiraba a medrar en el mundo de las finanzas.
En el mismo momento, Gordon Gekko sale de la cárcel y Moore decide pedirle ayuda.
Al principio Gekko no quiere saber nada de Wall Street pero cambia de opinión cuando descubre que el chico está prometido a su hija.
Ahora, tras salir de prisión tiene que rehacer su vida, reconquistar el amor de su hija, que no le habla porque le culpa de la pérdida de su hermano por sobredosis, y darle la bendición a su próximo matrimonio con Jake, del que está enamorada, que es un joven tiburón de la finanzas actuales, que defiende invertir en las nuevas energías como el futuro más seguro.
Es la segunda parte del exitoso thriller financiero en el que
Oliver Stone hace esta secuela de su anterior film 'Wall Street' (1987), que le valió el Oscar a su protagonista, Michael Douglas, para analizar el mundo de las finanzas actuales tras la crisis, aunque no profundiza en las causas, ni trata de justificar los motivos que la ocasionaron, al no hacer una fotografía rigurosa del colectivo que la provocó, aunque haga referencia a ella a lo largo del argumento.
Gordon Gekko sale reformado de la cárcel, es menos peligroso y en el fondo de su corazón trata de entender a su hija, ya que antes era un tiburón sin alma, que actuaba sin piedad, y ahora admite su culpa.
El guion de esta nueva entrega procura cerrar la historia de los anteriores personajes y la relación con los nuevos que constituye el meollo dramático de la cinta, al que posiblemente se agarre el espectador medio, ya que el tema financiero y el lenguaje empleado, escapa a la mayoría de los mortales, no expertos en estas cuestiones, lo que es el mayor hándicap de esta ambiciosa y larga producción.
La película, que trata sobre la manipulación del dinero, de sus perdedores y de la situación económica mundial, denuncia el capitalismo salvaje, pero no llega a las últimas consecuencias para ser redonda, entreteniéndose en otras historias paralelas como la del enfrentamiento entre Bretton James, el broker malvado, y Jake, que representa al honrado.
No afronta la deriva del capitalismo actual donde tiene materia de sobra para enjaretar un argumento y una crítica dura, sino que pasa sin apenas tocarlo. Sí en cambio le quita relevancia al dinero y le da mayor importancia al tiempo y a aportar nuevos valores a la corrupta sociedad actual.
En esta nueva entrega, el director propone una lectura del contexto de crisis económica mundial y un relevo generacional de Douglas a Shia La Beouf que interpreta a la joven promesa financiera Jake Moore y se une también al reparto Carey Mulligan
Oliver Stone rueda bien, hace una realización limpia, sin complicaciones, a la que le falta garra y una mayor intensidad.
Hay escenas interesantes como la charla final de Gekko, que busca su redención y el perdón de su hija Winnie, en la que nunca hemos visto mejor a Michael Douglas, con buena respuesta de Carey Mulligan.
Tal vez le sobra metraje y algunos personajes como el que encarna Susan Sarandon en un breve papel algo desaprovechada. Charlie Sheen, personaje importante de la primera, hace aquí un simple cameo.
Recaudó 19 millones de dólares en la taquilla americana en el primer fin de semana de su estreno y se convirtió en el número uno.