Título: |
LA GUERRA DE PAPÁ |
|
Tit. Orig.:
|
LA GUERRA DE PAPÁ |
Nacionalidad: |
ESPAÑA, 1977 |
|
Dirección: |
ANTONIO MERCERO |
|
Guión: |
HORACIO VALCÁRCEL, ANTONIO MERCERO. Basados en la novela de MIGUEL DELIBES |
Fotografía: |
MANUEL ROJAS |
Música |
Varias |
Interpretes: |
LOLO GARCÍA, TERESA GIMPERA, HÉCTOR ALTERIO, VICENTE PARRA, QUETA CLAVER, VERÓNICA FORQUÉ, MARÍA ISBERT, ROSARIO GARCÍA ORTEGA |
Censura: |
AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS |
|
Duración: |
95 MINUTOS |
|
Por PACO CASADO
El escritor Miguel Delibes goza de muchas de sus obras adaptadas al cine. Representante de una literatura liberal, pero moderada, que ya en los años 50/60 ofrecía una visión abierta de España. Antonio Mercero se fijó en la novelita 'El príncipe destronado', en la que hace una buena descripción del mundo infantil en contraste con el de los adultos.
Le da un tono realista en la descripción de una familia acomodada de los años 60 en la que casi todo el peso recae en los niños y especialmente en uno de tres años, del que se nos narra un día de su vida, con sus travesuras, sus momentos bajos y sus ratos felices.
Mercero dirige muy bien a los chicos y en especial al protagonista y acierta en ese peculiar mundo infantil, sin ñoñerías ni tópicos.
Igual ocurre con el entorno cotidiano de las criadas, los quehaceres caseros, los mil y un líos de cada día, pero en cambio al reflejar al matrimonio cae en el tópico moralizante con un enfoque político forzado.
Esta película es de lo mejor de este director fuera de la pequeña pantalla.
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.