Título: |
50 PRIMERAS CITAS |
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Tit. Orig.:
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50 FIRST DATE |
Nacionalidad: |
EE.UU., 2004
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Dirección: |
PETER SEGAL |
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Guión: |
GEORGE WING |
Fotografía: |
JACK GREEN |
Música |
TEDDY CASTELLUCCI |
Interpretes: |
DREW BARRYMORE, ADAM SANDLER, ROB SCHNEIDER, SEAN AUSTIN, DAN AYKROYD |
Censura: |
NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS |
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Duración: |
98 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
La famosa niña de 'E.T. El extraterrestre' (1982), Drew Barrymore, parece que se ha especializado en un tipo de comedia muy particular, con unas características, de tono amable, sencillo, "algo tontas", como ella misma las califica y que tienen como peculiaridades esenciales la búsqueda del amor y del humor.
Henry es un veterinario que trabaja en un acuario en Hawai, solterón y ligón empedernido, que un día se enamora de Lucy, una profesora de instituto a la que conoce en un bar, pero ella ha sufrido un accidente y únicamente tiene memoria de 24 horas, por lo que al día siguiente tiene que conquistarla de nuevo porque no le reconoce.
Ella vive todos los días lo mismo, hace las mismas cosas y construye casitas con los gofres mientras desayuna.
Estas repeticiones diarias nos recuerdan a otra película en la que sucedía lo mismo, 'Atrapado en el tiempo' (1993), de Sam Raimi, que para algunos era poco menos que una obra maestra, pero que personalmente no nos hizo ninguna gracia por lo repetitiva.
En ésta vuelven a coincidir Adam Sandler y Drew Barrymore como ya lo hicieron en 'El chico ideal' (1998), de Frank Coraci y a su vez él es dirigido nuevamente por Peter Segal, que ya lo hizo en 'Ejecutivo agresivo' (2003).
Ambientada en Hawai esta romántica comedia posee un guion con algunos gags que divierten sobre todo a los espectadores juveniles sin muchas exigencias y la dirección podía haberle sacado más partido a determinadas situaciones cómicas que alterna con otras más sentimentales.
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.