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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine español, desde sus inicios, siempre ha copiado a los demás, especialmente al norteamericano. No hay más que recordar que cuando los franceses lo inventaron e hicieron la primera película 'Llegada del tren a la estación de la Ciota' o 'La salida de los obreros de la fábrica Lumiere', en España hicieron 'La salida de la misa de doce del Pilar de Zaragoza'. Y así hemos seguido, lo que no quiere decir que no tengamos a veces cierta originalidad en los argumentos de nuestras producciones.
Así ocurre, por ejemplo en la que estamos comentando, 'Síndrome de ti', que es lo más parecido a 'El coleccionista' (1965), de William Wyler, con Terence Stamp y Samantha Eggar, en la que un hombre secuestraba a una mujer y la escondía en un sótano.
Aquí sucede lo mismo, un hombre, Gio, secuestra a Elisa una mujer casada y con una hija, Laura, de pocos años y la mantiene durante 274 días secuestrada en una casa, a la que le da un libro a la semana para que haga un resumen, le pasa comida y le facilita noticias de Borja, su marido, que le dice que está con otra o de su hija que se encuentra bien.
A partir de aquí difiere ya bastante del mencionado film americano que en lo referente al secuestro en sí se hace bastante reiterativo, en esta especie de thriller psicológico que buena parte del mismo se desarrolla en la relación de esta dos personas, aunque un poco más adelante interviene la familia, una periodista y su fotógrafo, un par de policías, etc. que le dan algo de más holgura y aire al argumento.
Por lo que es el secuestro en sí tenemos entendido que dio lugar a una previa obra de teatro, que fue nominada a los premios Max, antes de ser vertida al cine, nominada a los premios Asecan.
Entre la víctima y el secuestrador se comienza a establecer una relación que acaba con síndrome de Estocolmo, a pesar de que él al inicio la trataba con frialdad, como si fuera un caprichoso y demente coleccionista.
Afortunadamente en los metros finales de la cinta llegan varias escenas de acción, en un metraje en exceso prolongado, que tiene algunas cosas originales, con un guion que bien perfilado convenientemente hubiera dado lugar a un producto mucho más decente y por supuesto mejor realizado, ya que las interpretaciones son bastante envaradas, sobre todo en Joaquín Ortega, que podía haberse limitado a la dirección y a poner un poco de más imaginación en la puesta en escena, estando mucho mejor ella, María Espejo.
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