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CRITICA
Por: PACO CASADO
Con esta película se inició la renovación del auténtico musical norteamericano moderno, ya que así se revitalizaba el género y le daba un giro distinto.
La pareja compuesta por Gene Kelly y Stanley Donen, lo perfeccionaría en posteriores films como 'Cantando bajo la lluvia' (1952) o 'Siempre hace buen tiempo' (1955).
A partir de aquí ya la música, las canciones, los pasos de baile no se iban a introducir alargando un argumento innecesariamente o enclavados éstos números musicales en un escenario o situación propia, sino que todos estos elementos unidos, argumento, música y danza, iban a mezclarse íntimamente en la vida cotidiana de los personajes que en cualquier lugar, en los sitios más inverosímiles van a surgir como un todo unitario.
Aún andando por la calle bailan y danzan, canta o ríen infundiendo alegría de vivir a los espectadores.
La cámara se convierte en un elemento importante, dándole una dimensión a la danza que el teatro no le podía dar y así deja de estar anclada, como en los musicales realizados hasta ese momento, y adquiere movimientos propios, ubicada en el lugar más idóneo.
Basada en una obra triunfadora en los escenarios de Broadway, en su ficha figura Jerome Robbins, uno de los co-autores de 'West Side Story' (Amor sin barreras) (1961) junto al director Robert Wise.
Inolvidables son los números musicales que tienen lugar en el museo arqueológico y en la azotea del Empire State.
Ganó únicamente el Oscar a la mejor adaptación musical.
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