NOTAS DEL DIRECTOR...
    En los primeros metros que rodaron Fernando Colomo y Fernando Trueba no había asomo de trascendencia, más bien al contarrio, necesidad vital de dar salida a lo inmediato, al aquí y ahora, congelar el revolcón social que provocó la muerte de Franco en las generaciones más jóvenes de la burguesía madrileña, a las que el devenir de los tiempos terminó llamando "progres".
    Porque los dos fernandos eran de Madrid y ya no tenían censura. Amaban al cine en general y a Truffaut en particular. Y fue así que a finales de los 70 Colomo, y Trueba de su mano, sin más intención que dar salida a su pasión disfrutando por el camino, asaltaron sin proponérselo el bastión de la acartonada industria patria con una improvisada estrategia, hacer cine desde los márgenes, con productoras propias, financiación através de amigos, nuevos actores no profesionales, lejos del teatro, escenarios naturales y díalogos tomados a pie de calle. La nouvelle vague con diez años de retraso radiografiando los albores de la transición con un toque personal e intrasnferible: se permitieron mirarse a ellos mismos y a sus sueños, a su confusión entre sexo y amor, a su militancia de papel...
  Y para sorpresa de todos, este nuevo cine conectó con la crítica y sobre todo con el pçublico. Eran los tiempos del boca aboca, cuando nuestra industria se podía permitir que una película triunfase tras dos semanas de fracaso, cuando todo tenía su tiempo y las películas en vez de deglutirse, se saboreaban. Y no es necesario explicar ahora la importancia de nombres como Maura, Resines, ladoire... Y películas como "Tigres de papel", "Qué hace una chica como tú en un sitio como este" y "Opera prima".
  Muchos estamos hoy en esa senda que ellos abrieron, gracias Colomo, gracias Trueba.