MEMORIA DEL DIRECTOR...
La posibilidad de trabajar con alguien a quien se admira y a quien se viene siguiendo desde hace muchos años es siempre gratificante e induce a plantearse el proyecto como algo más personal y propio. Mi relación con el mundo lorquiano ha sido desde hace bastantes años muy profunda. Ya desde antes del rodaje del documental “Lorca. El mar deja de moverse”, el disco “Omega” de Enrique Morente fue más que una referencia. Haber tenido la posibilidad de rodar un largometraje con Morente, basado en uno de los artistas más admirados de nuestros días, como es Pablo Picasso, ha resultado un verdadero lujo y una gran responsabilidad. Si me preguntasen a cuál obra cinematográfica puede parecerse este “Morente Picasso” no dudaría que al monumental “Buena Vista Social Club” de Win Wenders. Al menos en cuanto al ritmo y a la manera de contar la historia.
El encuentro con grandes personalidades, el hecho de que queden registrados momentos y situaciones irrepetibles, me parece fundamental. Sin restarle importancia a los conciertos en vivo, a la técnica de rodaje que hemos utilizado, al despliegue extraordinario de medios, a la calidad del sonido, a la decoración o a la iluminación que Universal Music ha tenido a bien dejar en nuestras manos para que la integración con la película del espectáculo sea total, creo que el complemento de los viajes, la obra de Picasso, las reuniones informales, conforman un hábeas novedoso, de un ritmo trepidante y una emoción excepcionales.
No se trata de un documental clásico con entrevistas al uso, sino una especie de videoclip de gran formato, una verdadera película, donde se mezclan partes dramatizadas, conciertos, reuniones, archivo, en un totum revolotum que va conduciendo el propio barbero de Picasso (Enrique Morente) y donde se mezcla la realidad y la fantasía. Es un largometraje novedoso, dedicado principalmente al tema de la Amistad, tan cubista como la obra del pintor malagueño, con una calidad musical y de imagen como pocas veces se ha visto.