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CRITICA
Por: PACO CASADO
La prestigiosa productora inglesa Ealing impuso un tipo de humor negro muy característico en el que hubo algunos títulos bastante notables. Ahora Robert Carlyle pretende retomarlo con esta comedia, otra cosa distinta es que lo consiga.
Barney Thomson es un torpe y tímido peluquero de Glasgow, soltero, anodino y aburrido, ninguneado en el trabajo, dominado por su posesiva madre, que vive una vida mediocre y desesperada, carente del más mínimo interés, pero está a punto de cambiar drásticamente cuando entre en el grotesco mundo, cómico y absurdo, del asesino en serie.
Una comedia negra en la que un homicidio involuntario convierte al protagonista en el principal sospechoso de una serie de macabros asesinatos que se están produciendo en la ciudad a manos de un psicópata, lo que le obligará a mentir e improvisar para salvarse del punto de mira en el que le ha convertido la policía con su constante acoso.
El guion adapta el libro 'The Long Midnight of Barney Thomson', de Douglas Lindsay, primero de una saga de siete sobre las aventuras del soso barbero.
Hay determinados momentos que pierde el control del ritmo y resulta algo aburrida ya que navega entre dos aguas, por una parte la comedia de humor negro que no llega a producir la carcajada sino a veces solamente una leve sonrisa, mientras que por otro lado está la investigación policiaca que no llega a ser seria en ningún momento con esa rivalidad que existe entre los policías y la torpeza de unos y otros.
En este sentido tiene un cierto aire a las comedias de la Ealing pero nunca llega a conseguir su altura, ya que le falta sentido del humor y le sobra grosería en los envíos que hace el asesino, así como hay escasez de crítica social.
Es el debut en la dirección de un largometraje del actor Robert Carlyle, otrora buen intérprete entre otras de 'Trainspotting' (1996), la celebrada 'Full Monty' (1997) o la estupenda 'Las cenizas de Ángela' (1999) que hace una comedia de humor negro que no tiene gracia convirtiendo en groseros los gags que deberían ser irónicos, a los que le falta mala uva, que aquí está mal como actor convertido en un personaje que resulta poco agradable y un tanto despreciable.
Tal vez si en lugar de asumir el protagonismo lo hubiera hecho otro actor hubiera resultado mucho mejor ya que no ha sabido dirigirse a si mismo y no acaba de controlarse en el papel.
Por su parte Ray Winston no está bien a pesar de ser un actor muy eficaz y notable y lo único que funciona realmente es la siempre estupenda Emma Thompson, que hace de la madre de él a pesar de que tiene tan sólo dos años más, pero está divertida, y cada vez que aparece en la pantalla sube el interés de este film, sacando lo mejor de ella misma.
Bafta escocés a mejor actriz Emma Thompson y mejor factura. Premio Evening Standard a la mejor comedia inglesa. Premio del público en el Festival de comedia de Montecarlo.
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