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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estamos ante el segundo largometraje de Leslye Headland la joven guionista y directora californiana, de 35 años cuando rodó esta película, tras debutar con la agria cinta 'Despedida de soltera' (2012), que adaptaba una obra de teatro propia, que continúa en el género de la comedia actual norteamericana con 'Nunca entre amigos' (2015) incidiendo de nuevo en el tema sexual de forma grosera, esta vez en un tono menos vitriólico que en aquella y en la que se hace la pregunta de si pueden dos personas tener una segunda oportunidad en el amor.
Después de una aventura de una noche, cuando estudiaban en la universidad de Nueva York, Lainey y Jake se encuentran por casualidad doce años más tarde en una reunión de terapia de adictos al sexo y descubren que cada uno tiene el mismo problema, no pueden mantener una relación estable durante un largo período de tiempo.
Decididos a seguir siendo amigos, a pesar de su atracción mutua, hacen un pacto para mantener un amor platónico.
El guion de este film vuelve a utilizar situaciones pasadas de rosca e incorrectas como es ya habitual en el género en la actualidad cuando se trata de mantener una amistad entre hombres y mujeres sin que haya sexo de por medio.
Es la actualización de un esquema parecido al que utilizaba 'Cuando Harry encontró a Sally' (1989), de Rob Reiner, en el que los protagonistas decidían que iban a mantenerse como amigos, sin tener relación sexual hasta cuando aguantasen, pero en este caso está llevada a cabo de forma grosera y machista, ya que él se acuesta con toda la que se le pone por delante, con mucho sexo verbal pero poco físico, dando vueltas sobre el tema con personajes que ya no son los de las comedias de los 80 y 90.
Película muy de ahora, que hace algunas referencias a Wes Anderson y a la famosa serie televisiva 'Juego de tronos', con diálogos elevados de tono dentro de la forma de hablar de los adultos en cuestión de sexo, en una comedia atrevida, con buenos actores, con palabrotas vulgares que son de mal gusto, que no pasan de provocar una simple sonrisa, en esta mirada superficial que se hace hacia el amor y al sexo.
En la interpretación destaca el histrionismo que derrocha la pareja protagonista compuesta por Jason Sudeikis un habitual del género y la simpática Alison Brie, en una historia amorosa demasiado larga que llega a aburrir, en una dirección bastante plana y sin el ritmo que requiere una comedia que se precie.
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