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CRITICA
Por: PACO CASADO
Park Chan-wook es el director surcoreano más internacional, autor de 'Old Boy' (2003), de la que los americanos hicieron una nueva versión, y 'Symphaty for Lady Vengeance' (2002) que tras rodar en EE.UU. 'Stoker' (2013), con Nicole Kidman, de nuevo en su país hace 'La doncella' (2016) que presentó en el Festival de cine de Cannes, que no le va a la saga al resto de su filmografía.
El guion hace una adaptación libre de la novela 'Falsa identidad' (Fingersmith), de la escritora inglesa Sarah Waters, trasladada y ambientada en la Corea ocupada por la colonización japonesa en la década de los años 30.
En un principio parece un drama pero en el fondo es una película de intriga en la que un estafador surcoreano que se hace pasar por el conde japonés Fujiwara, contrata a Tamiko, una joven salida de una miserable aldea, para servir como doncella de Izumi Hideko, una colaboracionista hecha rica por los invasores, que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de su tiránico tío.
Lo que nadie sabe es que forma parte de un plan, para que la convenza de que se case con el aristócrata impostor, apoderarse de su fortuna y encerrarla después en un establecimiento psiquiátrico declarándola loca.
Sin embargo la sirvienta no tarda en conectar con su víctima, las dos mujeres se van haciendo amigas y llegan a intimar.
Empieza así un triángulo amoroso de alto riesgo en el que el más mínimo error puede suponer un desastre para los implicados en el plan.
Es un thriller juguetón y artero, realizado con el habitual virtuosismo estético del director, juega con las expectativas del espectador, dosificando cuidadosamente la información que le proporciona para que cuando lleguen los giros de guion le golpeen con más fuerza.
Una historia intrigante, sensual y sorprendente que se centra en el triángulo que establecen el estafador profesional y las dos jóvenes mujeres, una la dama de la alta sociedad y la otra su criada, quienes empiezan a sentirse atraídas la una por la otra, pero por encima de todo es un romance de un gran romanticismo, con un tono de thriller de suspense que va apoderándose de la trama a medida que el metraje avanza en estas relaciones de posesiones, de dominio y de poder.
Está contada desde tres puntos de vista y cada uno nos da un ángulo diferente de la historia a cual más sorprendente.
Recuerda a algunos clásicos del género, con una fotografía excelente y preciosista, con una banda sonora un tanto extraña pero con pasajes de música sublime, fundamental para la historia.
Tiene un trasfondo sexual muy rico con escenas eróticas de gran intensidad, de sexo tórrido, exquisitamente rodadas de forma estilizada, puntuadas con cierto humor.
Es de una belleza inusual, con planos milimetrados, retratados de manera soberbia, aunque con menos metraje quedaría mejor, más dinámica y con más ritmo, ya que aunque aparentemente es clara resulta compleja, con saltos atrás y adelante; no obstante es subyugante y conforme avanza interesa más a pesar de que hay que encajar el puzzle, y está bien desarrollada a nivel visual y temático.
Se recrea en la ambientación, en la arquitectura, en el vestuario, en las cosas que rodean a los protagonistas.
Hace un paralelismo entre la mujer invadida por el hombre y el país invadido por otro más poderoso.
Visualmente es deslumbrante, refinada, sensual y profundamente erótica.
La doncella es un ejemplo de un cineasta en la cima de su carrera.
Premio Vulcain a la mejor técnica en Cannes. Mejor film y fotografía de los críticos coreanos. Premio del público en Sitges. Dirección, actriz (Kim Tae-ri) y del jurado en los premios Buil. Mejor actriz Kim Tae-ri de los críticos de Busan.
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