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CRITICA
Por: PACO CASADO
El guionista y director francés Bruno Dumont, del que pudimos ver en el Festival de cine europeo de Sevilla de 2015 una película en la que se resumía la miniserie de televisión 'Mi pequeño Quinquin' y del que ya conocíamos anteriormente 'Camille Claudel 1915' (2013), llega de nuevo a nuestras carteleras con 'La alta sociedad' (2016).
Esta vez nos trae su octavo largometraje que en este caso se trata de una divertida comedia surrealista, algo de lo que está necesitada la sociedad actual con tantas desgracias.
La acción se desarrolla en unos días durante el verano de 1910. En un punto costero del norte de Francia, en la Bahía de la Slack, cercana al Canal de la Mancha, unos turistas han desaparecido en la playa.
Los ineptos policías, el inspector Machin y su asistente Malfoy, (sus figuras nos recuerdan a Stan Laurel y Oliver Hardy) llevan a cabo la investigación del caso como buenamente pueden.
Cercano al lugar del siniestro, vive una curiosa familia, los Bréfort, que trabajan y se alimentan de la marisquería y otros manjares no muy habituales, que en el tiempo libre ejercen de barqueros que ayudan a los turistas a pasar la bahía cuando la marea está baja; al padre le ayuda su hijo de 18 años al que llama Ma Loute, del que toma el título original esta película.
Por encima de la bahía destaca la mansión de los Van Peteghem en la que cada verano pasa sus vacaciones esta muy peculiar y adinerada familia burguesa de Lille, que son visitados por algunos parientes, como suelen hacer cada año, entre los que se da el incesto.
Las peripecias que le suceden a los policías, Machin, un hombre inmensamente gordo que está siempre rodando por los suelos y su torpe y delgado auxiliar Malfoy, la caricatura de la pareja del matrimonio André e Isabelle Van Peteghem, así como las excentricidades de Aude, la hermana de André, que va a visitarlos, son de lo más divertido, a base de la exagerada actuación e histrionismo que hacen de ellos los actores.
Uno de los hijos de Aude es la andrógina Billie, personaje que interpreta la ambigua Raph, que también origina algunas dosis de misterio y divertidos equívocos con Ma Loute y su extraña familia que se dedica al canibalismo y el maltrato a transexuales.
El cínico y crítico film es una pura caricatura surrealista y cómica de una época, en los comienzos del siglo XX, con sus costumbres y formas de comportarse de los personajes, en los que Dumont encuentra el lado cómico a cada situación, con momentos de humor absurdo, el crecimiento de la burguesía y la lucha de clase propia de la época.
En la comicidad de la cinta abundan los diálogos ridículos, el slapstick, los gags a base de caídas y golpes muy propios del cine en sus comienzos al que recuerda en muchos momentos, para terminar con unas imágenes surrealistas en las que algunos personajes salen volando como un globo de gas, para completar el tono absurdo del divertido cuadro.
Los actores están bien en sus cómicos papeles, siempre pasados de rosca, tanto Fabrice Lucchini incorporando a un miembro ridículo de clase alta, como Valeria Bruni Tedeschi en el papel de su esposa, pero especialmente Juliette Binoche en su exagerado personaje de Aude en el que demuestra su comicidad, algo que no es muy habitual en la estupenda actriz dramática francesa. Mientras tanto los componentes de la clase obrera están interpretados por actores no profesionales.
Premio a la mejor banda sonora en el Festival de Cannes. Giraldillo de oro a la mejor película y mejor actriz para Raph. Premio a la mejor cinta de la Sociedad Internacional cinéfila. Nueve nominaciones a los César .
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