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CRITICA
Por: PACO CASADO
Este biopic, bastante convencional, reivindica la figura del célebre divulgador de fondos marinos Jacques-Yves Cousteau, el aventurero, explorador e investigador marítimo, que en sus últimos años de vida se convirtió en un gran defensor del medio ambiente.
A bordo de su barco el Calypso realizó más de 115 documentales.
Este título nos da a conocer los treinta años que fueron claves en la vida de este hombre extraordinario para el que la relación con su hijo Philippe fue crucial.
La película está basada libremente en los libros 'Mi padre, el capitán Jacques-Yves Cousteau', escrito por el otro hijo, Jean-Michel Cousteau, y 'Capitán de la Calypso', de Albert Falco.
Jérôme Salle y Laurent Turner se encargaron de adaptarlos para hacer el guion.
El film comienza en 1949 cuando Jacques Cousteau es aún joven, casado con Simone y con sus dos hijos, Jean-Michel y Philippe, termina abandonando su puesto de trabajo en la Marina, alquilando el Calypso y dedicándose a bucear descubriendo los fondos submarinos y haciendo documentales sobre los mismos, llegando uno de ellos, el titulado 'El mundo del silencio' (1956), codirigido con Louis Malle, a ganar la Palma de oro en el Festival de cine de Cannes y posteriormente el Oscar.
También haría 'El mundo sin sol' (1964), esta vez dirigido en solitario, con el que volvió a ganar el Oscar al mejor documental, que son dos de los títulos que se referencian en la cinta que comentamos.
Jacques tiene el problema que le suele ocurrir a todos los biopic, que adolece de la dificultad de abarcar toda una vida en este caso en dos horas de metraje, aunque que trate de destacar los momentos más importantes y fundamentales, pero acaba resultando algo disperso y carente de pasión.
Hay momentos en que la figura principal del visionario oceanógrafo francés casi desaparece y cede el protagonismo a su hijo Philippe, que rodó algunos de sus documentales, con el que tiene detalles de afecto y también de desavenencias, y a veces a su primera esposa Simone, que le ayudó mucho a conseguir su sueño y a la que traicionó con otras mujeres como Francine que tras la muerte de ella se convertiría en su segunda esposa. Simone le echó en cara sus infidelidades pero nunca le abandonó, aunque ella prefirió hacer del Calypso su casa durante casi cuarenta años, lo que le ayudó en las traiciones amorosas y ausencias de su marido.
Jacques se obsesionó tanto con sus investigaciones que llegó incluso a no asistir al entierro a la muerte de su padre.
El ritmo se hace un poco premioso, rutinario y aunque se ilustra con algunas tomas submarinas, que no son las más brillantes, sin abusar de ellas, pero Jérôme Salle, director más habituado al género de acción, no logra que nos interesemos, a pesar de que nos ofrezca una cara de Cousteau que no conocíamos, la de su megalomanía y la relación con su familia.
No cabe duda de que su figura era digna de esta especie de homenaje que se le hace en esta película a este hombre que fue pionero en mostrar y defender el mundo submarino a través de sus documentales televisivos y cinematográficos, que terminó dándose cuenta de que el hombre estaba arruinando el medio ambiente y acabó por defenderlo a ultranza dando conferencias con su hijo hasta la muerte de éste.
Lambert Wilson encarna al personaje de Cousteau muy bien caracterizado en sus últimos años llegando a parecérsele bastante en muchos momentos, y en el papel de su esposa una Audrey Tautou muy madura, lejos ya de la joven Amélie, compartiendo protagonismo con Pierre Niney en el papel de Philippe.
Premio César al mejor sonido.
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