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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más se repite el caso de una estrella de Hollywood que se pasa a la dirección como ocurre con George Clooney que si bien tiene como tal una carrera irregular, sin embargo posee dos títulos bastante destacados e interesantes como 'Buenas noches y buena suerte' (2005) y 'Los idus de marzo' (2011).
En este caso, en su sexta película como realizador, la acción transcurre durante el verano de 1959, en Suburbicon, una pequeña localidad, bonita, maravillosa y tranquila, donde los habitantes viven en paz y armonía, que se ve alterada por un suceso inesperado en casa del matrimonio de Gardner Lodge que vive con su hijo Nick, su esposa Rose que está impedida y Maggie, su hermana gemela.
Pero en el vecindario, que toma malas decisiones, se esconde una realidad muy distinta de violencia, traición, racismo, engaños, crimen y venganza.
El padre de familia pierde a su mujer durante un robo que sale mal, sin embargo su hijo Nick no tarda en sospechar cuando su tía, hermana gemela de su madre, se queda en la casa, sobre todo porque ni ella, ni su padre reconocen a los ladrones cuando la policía se los ponen delante en una rueda de identificación.
Paralelamente la situación empeora cuando se instalan en el barrio los Mayers, una familia negra, y a la comunidad blanca no le cae bien que haya personas de color.
Coincide que la paz se rompe con la llegada de esa familia y comienzan los conflictos ya que creen que con ellos va a llegar el crimen y la delincuencia haciendo la vida imposible a este lugar idílico donde todo funciona bien, todo el mundo trabaja, es feliz, sin tensiones, ni robos.
El film tiene un viejo guion escrito hace años por los hermanos Coen, exactamente después de rodar 'Sangre fácil' (1984), que se funde con otro sobre un incidente real que se produjo en Pensilvania en 1957, lo que suma una subtrama secundaria tan ajena que es un auténtico postizo, por los protagonistas y por el tono de la narración.
Extraña que fuera George Clooney quien haya añadido esta versión abreviada de esa historia en la que había estado trabajando.
Es como dos cintas en una, por un lado predomina la intriga con un argumento a lo 'Fargo' (1996), de los hermanos Coen, debido a un delito en el que sus autores van a obtener un beneficio rápido y fácil, pero se complica cada vez más.
Por otro lado está el tema del ataque que se ejerce sobre la familia negra por parte de lo poco cívicos que son los vecinos, que podía ser importante, pero no se profundiza en ello y si se quita no sufre para nada.
El resultado es un injerto poco natural que acaba por perjudicar a las dos partes, la comedia cínica y misántropa y el drama honesto y militante que terminan por lastrarse y anularse. Las dos tramas podían haber funcionado por separado pero no unidas.
Es una historia con las señas de identidad de los Coen que comparte con su filmografía temas y recursos narrativos pero sin la sofisticación que han adquirido en los últimos años.
Es demasiado previsible ya que el espectador intuye las sorpresas de la trama antes de que sucedan, en esta sátira oscura sobre el racismo en los suburbios de las ciudades del noreste de los Estados Unidos en la década de los años 50 sobre lo que pretende hacer una denuncia política ya que sigue siendo actual.
Es como una metáfora sobre el conflicto racial norteamericano, hoy más que nunca con Trump.
Es una comedia negra, muy de los Coen, en donde la familia de color es la excusa para dinamitar la estabilidad en la que no acaba de funcionar la fusión de las dos historias.
Los actores están bien en un reparto que funciona.
Alexandre Desplat se permite algunas referencias a Bernard Herman en la composición de la banda sonora.
Premio Fondazione Mimmo Rotella y Premio Franca Sozzani a Julianne Moore en la Mostra de Venecia.
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