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CRITICA
Por: PACO CASADO
El problema que suelen tener los remakes es el de las comparaciones, que siempre son odiosas. Esta película, que se estrenó en el Festival de cine de Cannes 2003, es una modernización del personaje que interpretó Gérard Philippe en Fanfan el invencible, en 1952, con Gina Lollobrígida, dirigidos por Christian Jaque, de la que ya había dos versiones anteriores, mudas, la primera realizada en 1907 y la segunda en 1926 que en España se tituló El beso de la victoria o la corte de Luis XV.
Se inspira en un sargento que al parecer existió con toda una leyenda de libertario y mujeriego que se creó a su alrededor, que dio lugar a una extensa literatura y hasta a algunas canciones.
Fanfán, un día huyendo de un forzado matrimonio, al haber seducido a una chica, se ve obligado a enrolarse en el ejército de Luis XV, al tiempo que Adelina la francesa, una joven gitana, que se dedica a reclutar soldados, le ilusiona contándole la buenaventura de un futuro prometedor: será oficial y se desposará con una de las hijas del Rey.
Su espíritu libre le hace desertar al tiempo que descubre un complot contra el monarca.
El film se enclava en la tradición aventurera de capa y espada que tanto se prodigó en el cine francés en los años sesenta, basado en la novela del siglo XIX de Paul Meurice, aunque modernizando la historia y el perfil de los personajes hasta sacarlos de su contexto histórico a veces en posturas y expresiones.
Galán, aventurero y pasional, defensor de las causas justas, que se reía del poder, tiene suficientes atractivos para una moderna cinta de acción con numerosos enfrentamientos a espadas, cabalgadas y piruetas que ayudan a mantener su ritmo a base de un montaje con planos demasiado cortos, marca del cine de Luc Besson como productor y de su acólito Gérard Krawczyk como director, a cuyas órdenes ya hizo 'Taxi 2' (2000), 'Taxi 3' (2003) y 'Wasabai: El trato sucio de la mafia' (2001), que resultaron ser muy comerciales.
El realizador optó por darle un tono cercano a la farsa, lo que dio como resultado un rocambolesco embrollo de intrigas palaciegas y cuarteleras.
Tanto Vincent Pérez, que se preparó para el papel en una escuela de circo, como Penélope Cruz, que no sabía francés y contrató a un profesor de fonética para aprender sus papeles, dan bien sus personajes en una producción, ligera, divertida y superficial, para pasar el rato y evocar las películas familiares de capa y espada de otros tiempos.
Fueron nominados a los premios del cine europeo por el público Vincent Pérez y Penélope Cruz.
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