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CRITICA
Por: PACO CASADO
Está claro que cualquier tema puede ser válido para hacer una película, como lo demuestra esta producción sencilla y humilde que comentamos, en la que se nos exponen los problemas que tiene que resolver Pierre Chavanges, un joven de 34 años, que se ha hecho cargo de la granja de sus padres, que son ya mayores, y que está consagrado en cuerpo y alma al cuidado de sus treinta vacas que son lo más valioso que posee; hasta el punto está involucrado que sueña con ellas en la escena inicial.
Pierre las cuida, las adora, las llama por sus nombres, ya que para él no son un modo de ganar dinero aunque sí pretende ser el número uno en la producción de la calidad de su leche.
De vez en cuando consulta con su hermana Pascale, que es veterinaria, que le aconseja acerca de sus dudas e inquietudes.
Cuando está en una encrucijada, que no es otra que una vaca se pone enferma debido a la epidemia bovina de la fiebre aftosa, la llamada crisis de las vacas locas (en que se inspira la historia), que empieza a extenderse por Francia, trata de ocultar el hecho haciéndola desaparecer, algo que es delito y que puede dar con sus huesos en la cárcel.
Lo que debe hacer es dar parte a la policía para justificarla de cara a las constantes inspecciones sanitarias, ya que muy bien pueden mandar a sacrificarlas a todas y eso en realidad es lo que teme, y trata que ello no suceda.
Esto hace que apenas se relacione con sus amigos, ni con las novias que le busca su madre, en este drama tan hermoso como triste.
Ciertamente es una profesión muy sacrificada, en la que se trabaja las 24 horas del día, cada día de la semana, ya que los animales no entienden de fiestas, ni vacaciones, ellos han de comer a diario y ser atendidos adecuadamente.
Si se quiere sacar el negocio adelante ha de ser llevado con una disciplina férrea.
La verdad es que no creemos que el tema sea tan interesante dramáticamente a priori, como para justificar una historia como ésta, que pueda atrapar a los espectadores, para que se interesen por la vida cotidiana y la rutina diaria de un vaquero, por más que el guion introduzca en este drama rural un cierto suspense con un aire de thriller y la intriga de saber en qué terminará todo, que no será otro final que el que manda la lógica, y que no es difícil de imaginar para cualquier espectador medianamente avispado.
Otra de las cuestiones que nos sorprende es que este film haya podido ganar tres César de la Academia del cine francés.
Es la ópera prima como director del cineasta galo, hijo de granjeros, Hubert Charuel, y como suele ser frecuente en estos casos cuenta algo de lo que mejor conoce ya que se crió en un entorno similar al que se refleja en su cinta de la que hace una puesta en imágenes correcta pero no brillante.
Por su parte Swann Arlaud se toma muy en serio su papel del pequeño granjero a que alude el título lo que le da un punto de veracidad a la historia, unido a la experiencia de los propios familiares del director que provienen de esa profesión aunque no sean actores profesionales.
Tres César: mejor primer film, actor Swann Arlaud y actriz secundaria Sara Giradeau. Premio Archie a la mejor primera película en el Festival de Philadelphia.
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