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CRITICA
Por: PACO CASADO
Encargado a un realizador que ya había hecho anteriormente dos cintas de características infantiles como 'Cuenta conmigo' (1986) y 'La princesa prometida' (1987), se podía pensar que Rob Reiner era capaz de sacarle todo el partido necesario a este cuento protagonizado por un pequeño de once años que demanda a sus padres porqué no le prestan atención y al que el juez le da un plazo para encontrar unos nuevos.
Como se trata de una película americana, el sensacionalismo de prensa y televisión, hacen que le lluevan las ofertas y los billetes de avión para viajar a todas partes del mundo.
Al final no le faltará la moraleja típica de que en ningún sitio se está mejor que en casa y que sus padres, a pesar de todo, son los mejores.
La historia está protagonizada por uno de esos niños prodigios del cine americano, el sobrio Elijah Wood, que es seguido a todas partes por un cambiante Bruce Willis que hace no sólo de narrador sino también de una especie de ángel de la guarda que aparece en todos lados, disfrazado desde esquimal a conejo de la suerte o vaquero en el Oeste, lo que da origen a separar cada una de las historietas que forman la película con las aventuras del pequeño en cada parte del mundo a la que acude en busca de nuevos padres.
Todo es convencional en este guion y un poco increíble por muy en clave surrealista que se quiera poner y por muy adornado que esté con la aparición de actores famosos a lo largo del recorrido como Kathy Bates o Kelly McGillis.
El film tan sólo tiene algunos aciertos parciales repartidos a lo largo de su argumento, pero no son suficientes.
La verdad es que esperábamos más de la labor de Rob Reiner.
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